Plan

527 38 9
                                    


Este fic transcurre 4 años después de "No es Ninguna Travesura", pero los protagonistas esta vez son Kara, Choro e Ichi~~ Este puede leerse sin leer el JyushiOso anterior ya que se explica en el capítulo brevemente qué pasó. Pero si alguien quiere leerlo: https://www.wattpad.com/story/111386885-omegaverse-ninguna-travesura

-------------------

Oír las campanas a lo lejos, le comunicaba que ya era hora de entrar a clases. No obstante, ese era el llamado de una escuela a la que él no pertenecía. ¿Dónde estaba? En un callejón. ¿Qué hacía allí? Alimentando a un par de gatos. ¿Por qué? Deambular por los callejones y pasar tiempo con felinos era algo que siempre le llenaba de paz... Paz que no podía conseguir hacía meses en su hogar, específicamente desde que su madre había comenzado a sufrir de la cadera. Nada grave, sólo era producto de la propia vejez.

¿Cuándo había comenzado 'aquello'? No había fecha, probablemente desde siempre había sentido lo mismo. Si bien sí recordaba que había empezado a ser plenamente consciente cuando iba a tercero de primaria. Desde ese entonces, muchos años habían transcurrido y ahora se encontraba a punto de graduarse de preparatoria, a escasos días de recibir su diploma...

Acariciar el pelaje de los felinos y escuchar sus ronroneos, le ayudaba a pensar y a calmar sus nervios. ¿Pero cómo podría hacerlo en esas circunstancias? ¿¿Cómo hacerlo luego de lo que iba a hacer?? Ah... no... ¿cómo hacerlo luego de 'eso'?... Ah... odiaba recordar 'eso'. Sus manos ahora estaban temblando, todo su cuerpo lo hacía. Miró la hora en su móvil: ya era tiempo. Así que, sus manos se hundieron en los bolsillos de su abrigo naranja y empezó a caminar a prisa a su verdadero destino.

'Eso' era como prefería llamar a aquel suceso, porque darle un nombre más elaborado haría que esa palabra estuviera rondando en su cabeza junto a aquellas imágenes... Imágenes que no eran recientes y que venían persiguiéndolo desde hacía 4 años. Poco antes de que el quinto hermano mordiera al primogénito y que sus padres decidieran separarse para evitar más calamidades... Je~ Definitivamente, aquello había sido lo mejor. 

Durante todo ese tiempo lo había soportado y había ignorado aquel maldito recuerdo, aquel maldito sentir... Pero entonces... meses atrás, su hermano mayor había comenzado a ayudar a su madre mientras se reponía. Específicamente controlando a Todomatsu, quién había comenzado a comportarse de una forma bastante arisca y complicada. No iba a negar que no había sido más que feliz por eso, pero no era sólo su lado racional el que estaba más que emocionado. Se relamió los labios: de hecho, el racional era el menos animado y el único lleno de preocupaciones.

Su hermano había vuelto a frecuentar la casa diariarmente... impregnando la casa de su atrayente aroma. Uno que era sumamente tenue comparado con aquel que acompañaba ese doloroso recuerdo que no dejaba de atormentarlo, como si se tratara de un susurro suave y cruel instando a su parte instintiva a arremeter y a reclamar. A reclamar lo que ya daba por hecho que le pertenecía por destino.

Mientras subía las escaleras del edificio departamental, su cuerpo temblaba producto de la ¿adrenalina? Si bien, también había ¿impotencia? ¿celos? ¿tristeza?... Ah, probablemente jamás podría ponerse de acuerdo cuál era la sensación que el haberlos visto haciendo 'eso' le producía. ¿Territorialismo tal vez? Tch, no tenía caso pensar en ello precisamente ahora. Pronto se graduaría y entraría a la universidad. Sin embargo, el verdadero día decisivo era hoy: la llave que había robado días atrás, aquella que había muy en el fondo esperado que ya no funcionara en la puerta, había girado.

Su respiración se aceleró un poco. Siempre había sido alguien que no podía tolerar la presión, por lo que muchos creían que su conducta últimamente se debía a eso: a terminar esa etapa de su vida escolar y a comenzar la universidad... ser adulto... conseguir un trabajo... enamorarse... casarse... ja... sí, sí se relacionaba con su futuro pero no de la manera que la mayoría imaginaba. No de la manera en la que nadie, mucho menos ÉL imaginaba... ¿Verdad? ¿O tal vez lo sabía? ¿Sería así y por eso no había cambiado la cerradura? ¿O seguiría creyendo en él cómo aquel ingenuo y tierno hermanito que una vez fue?

¿No? ¿Sí? ¿Quién podría creer eso de él? Bien... tenía la fama de retorcido y sombrío, pero esa incluso era una fachada para cubrir su corazón frágil... un corazón que no hacía más que latir por costumbre, esa era su única función, puesto que siquiera podía decir que le servía para amar... Eso sería demasiado poético para él... Tsk... Los sentimientos se generaban en la mente y, en su mente, la pureza de su amor debía convivir con una serie de ideas un tanto retorcidas y macabras que no habían hecho más que ser refinadas en su psiquis, como si se tratara de un procedimiento sumamente pulido para llevar a cabo en algún momento determinado... ¡Y es que sería tan fácil hacerlo! Un plan maestro que había nacido de algo tan tierno, dibujado en un trozo de papel en preescolar que no dudo en obsequiarle a la persona más especial para él; aquella con la que deseaba poder algún día vivir juntos y felices para siempre... Ah, qué desagradable~ en el fondo seguía siendo ese mocoso.

Menta y aguamarina, una mezcla de esos dos aromas le golpeó el rostro apenas abrió la puerta. Al ser el hogar de dos omegas con buenos trabajos, todo el sitio se veía bien, y olía muy bien. Pero eso ahora no importaba; su cuerpo se movió guiado por el aroma más fuerte. Tan absorto quedó que aunque cerró la puerta de entrada, no se sacó los zapatos. ¿Se molestaría por eso? ¿O siquiera lo notaría al estar más ocupado tratando de huir y evitar lo que una basura como él estaba a punto de hacerle?

No. Probablemente lo más conveniente era que lo ignorase hasta que ya fuera demasiado tarde. De hecho, eso lo hacía incluso más excitante para él~ Se relamió ante la idea. ¿Así que así se sentía cuando un alfa no se resistía y perdía la cabeza completamente por un omega? Por SU omega. Eh~ Ahora era más que claro para él la razón por la que Jyushimatsu había mordido a Osomatsu sin más.

Su mano se apoyó en el picaporte de la habitación frente a sí y la abrió. Él lugar olía asombroso pero apenas hizo unos pasos hacia la cama, hacia aquel tembloroso bulto entre cobijas, empezó a retroceder. Empezó a retroceder mientras la persona en ropas verdes que estaba oculta empezó a mostrarse. Pronto, lo mentolado del sitio comenzó a atenuarse y lo más fragante fue el aroma a mar.

[omegaverse] Trampa MaestraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora