Emboscada

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Por si a alguien le interesa y se le hace más fácil imaginar el asunto~

En esta historia, Kara tiene 24, Choro 22 e Ichi 18. Los ninis que no aparecen: Oso 28, Jyushi 17 y Totty 12.

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De fondo se podía escuchar el aviso de la próxima parada y el cómo los demás pasajeros comenzaban a prepararse para bajar. Sin embargo, él no despegaba la vista de la ventana. No estaba mirando realmente hacia afuera, si no pensando; pensando en llegar cuanto antes al apartamento, mientras trataba de controlar la irritabilidad que se traía desde hacía varias horas atrás.

Quedarse tiempo extra en la oficina no era algo que le molestara en general, pero la ansiedad de llegar cuanto antes para cuidar de Karamatsu siempre era mucha para él. Lo único que realmente le hacía mantener la calma era saber que, para ese entonces, ya todo estaba organizado. Ya en la semana habían comprado las provisiones necesarias para que al mayor no le faltara nada durante el celo e incluso él había pedido el día de mañana por si acaso. ¡Y por supuesto que nadie había objetado nada ante eso! Cualquiera que trabajara con él sabía muy bien lo 'complicado' que se ponía en esas fechas...

Ah~ en cambio, Karamatsu era lo contrario a él.

Si bien su índice de torpeza aumentaba, al igual que su apetito voraz (antojos de res para el dolor de su bolsillo), su aroma se volvía más dulce, más fragante, más atrayente y su actitud cambiaba a una muy cariñosa y sumisa... ¡Sin duda, una presa más que tentadora que debía estar supervisada y bajo llave, lejos de cualquier perverso degenerado!

Salió del tren y comenzó a caminar apresuradamente, tratando de no mirar mal a nadie que se cruzara sólo porque sí. Desde la mañana venía teniendo un extraño mal presentimiento que por mucho que se dijera una y otra vez que era simplemente irracional, no podía evitar alterarse en más de un sentido.

Su celo aún no llegaría hasta dentro de dos semanas, pero era normal para un omega sentirse un poco más excitado y en alerta por estar en contacto con otro en esa condición. Era algo natural: los omegas que se agradaban entre sí hasta podían llegar a terminar teniendo sus celos al mismo tiempo o en periodos sumamente cercanos. Por razones de organización, era una suerte que el caso de ellos fuera el segundo, ya que de surgir algún inconveniente, podrían cuidarse mutuamente sin problemas. Así siempre había sido y deseaba que por siempre lo fuera.

Hundió su nariz en la manga de su camisa, ah~ la tela todavía tenía algo del aroma de Karamatsu, muy a pesar de haber estado tantas horas separados. Afortunadamente ahora era apenas tenue y sólo él podía percibirlo; no como en la mañana, donde sí que había generado más de una mirada por parte de alfas que visiblemente no podían pasar desapercibido tan deliciosa esencia.

En parte era molesto, pero entendía que era inevitable: por mucho que un alfa o un omega tuviera su parte racional sumamente desarrollada y pudiera controlar sus impulsos a la perfección, había conductas instintivas que eran imposibles de evitar. Ah~ mierda, se suponía que no debía pensar en 'esas cosas' ahora mismo. Pero era imposible no hacerlo: a medida que estaba más cerca de la casa, más cerca de Karamatsu se encontraba.

Pese a ser 6 años menor al primogénito, Choromatsu siempre había sentido y demostrado un mayor nivel de responsabilidad; y de inteligencia, eso no era realmente un secreto para nadie. Por algo, era quién había logrado tener el más respetable empleo de los 3 primeros hijos.

Aunque pronto Ichimatsu se uniría al mercado laboral y le preocupaba un poco, considerando que hacía dos semanas había intentado cuestionarle sobre qué estudiaría y éste sólo había comenzado a balbucear, ¿aterrado por la idea? No lo sabía, pero era su obligación de hermano mayor ayudarle; no, esa era incluso su obligación para con los dos primeros.

[omegaverse] Trampa MaestraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora