Heroica dosis

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Entre neblinas de callejuelas que como serpientes sisean por los charcos los coches.
Un rincón de frío iluminado, de vaho representado en el viento como la silueta del alma que se escapa de un cuerpo térmico, que busca mantener los grados entre su carne y las botellas de etanol licuado.
Acero inoxidable penetra la piel, hacia arriba el visel, atado con cinturón de cuero la sangre no retrocede. Las venas maltrechas y maltratadas, con perforaciones como coladores, tubos que transportan penas amaestradas.
Entra el liquido, caliente, sacia, engancha, te suelta, flotas, te desvaneces, te relajas.
Las pupilas dilatadas, la respiración en pausa, el momento congelado y conservado, para la posteridad quedará su vacía y perdida mirada.

Poemas a un aguacero oxidadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora