La boca del infierno se ha abierto, sus dientes filosos están dispuestos para masticarme sin gracia, en el borde del abismo, mirando desde el precipicio, ¿Acaso hay salvación para mi?
Antes bien, he sido maltratado con acciones, destruido con malas intenciones y mi ser se ha desmoronado, masticado y vomitado una y otra vez por las malas lenguas que siempre tienen algo que decir en contra de quien sea.
Enfermizo... Lo es en extremo.
Que sabiendo yo de dónde sale toda esta maldad... esté caminando hacia ella, pero ya no puedo más.
El infierno se ha abierto para mí, especialmente para mí el día de hoy y no pienso rechazar la invitación para entrar en el.
Al caer las espinas desgarran mi ropa, sus dientes afilados hacen huecos en toda mi alma, los cardos se enredan en mi cabeza, parece infinitamente profundo...
Al tocar el fondo todo es más tranquilo, se escucha un grito a lo lejos, y puedo sentir el olor de sus entrañas, las entrañas del infierno huelen a azufre, a gas metano y a amoniaco.
¿El clima del infierno? Lo conozco sin conocerlo.
Hay partes frías en el infierno, yo estoy en una de ellas, es un frío glacial que carcome los huesos, sin embargo, es soportable, pero absolutamente doloroso.
¿Hipotermia por la eternidad?
La boca del infierno comienza a cerrarse y todo se vuelve oscuridad, se escucha nuevamente un grito, ahora dos, y cuando me doy cuenta, estoy rodeado de personas que intentan trepar entre sí para alcanzar la salida, desean escapar decenas, cientos, miles y millones de ellas.
Me siento finalmente en el suelo y admiro el panorama. Me duele todo y los peores recuerdos de mi vida se hacen presentes.
«Es este el castigo?»
No... Algo me dice que hay más... Pero será un camino largo por descubrir.
¿Me puedo suicidar por segunda vez en el infierno?
Las entrañas del infierno se abren en esta ocasión y de su interior salen toda clase de criaturas desfiguradas.
Las almas ahora se apresuran más por escapar, imagino que este es mi comité de bienvenida.
Estaba dispuesto a que me atraviesen con sus lanzas, espadas y flechas, sin embargo, mis ojos se abren, “seguro en casa” que gran mierda.
Pero dentro de mí hay esperanza, pues finalmente he descubierto que se puede abrir la boca del infierno.
Quiero abrirla para entrar definitivamente y nunca más regresar.
