Parte 23

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Una noche, después de la cena, Joel ayudó de nuevo a Erick a lavarse los dientes y lo arropó en su cama.

Se sentía agradecido de que hasta el momento el joven esclavo no se había quejado de dormir en la misma cama que él. Y la razón era porque Joel ya se había acostumbrado a dormir con el ojiverde en sus brazos. Solo habían sido un par de noches en las que lo había hecho pero habían sido suficientes para que Joel sintiera que nunca más podría dormir sin aquel cuerpo sobre su pecho.

Joel agachó su cabeza para besar la frente del menor y sintió su corazón estrujar al ver la sonrisa que le regaló Erick antes de caer dormido.

Con un suspiro pesado, se dirigió al baño y cerró la puerta con suavidad. Se puso de pie frente al espejo y se observó.

Tenía un ligero rastro de barba adornando su quijada y sonrió al recordar esa misma tarde, le había dado un beso en la mejilla a Erick y el ojiverde se había alejado riendo, quejándose de las cosquillas que le provocaban los vellos en la cara de Joel.

Por supuesto, Joel no se afeitaría hasta que fuera terriblemente necesario. Cualquier excusa para poder hacer reír a Erick era suficiente.

Al notar la línea de pensamiento, el ojinegro sacudió su cabeza. Se daba cuenta de que estaba sucediendo lo que tanto temía; todo, absolutamente todo, le hacía pensar en su pequeño Erick.

Sabía que estaba enamorándose y sabía que estaba jodido.

Ni siquiera se había sorprendido al darse cuenta de lo que sucedía; Erick era jodidamente bonito y era un niño increíblemente dulce. Era inteligente y adorable, observaba todo con mucha atención, como si fuera la primera vez que veía el mundo.

Joel entendía que de cierta manera, Erick estaba viendo por primera vez el mundo como un adolescente 'normal'.

Y ese era el problema por el que Joel sabía que estaba jodido. Estaba enamorado de un esclavo en un mundo en el que eso era castigado como un delito.

Joel pasó sus manos por su cara con frustración y se empezó a desvestir, una ducha lo ayudaría a relajarse y dejar de sobrepensar las cosas.


~


Con el cabello húmedo, vestido con un pantalón de pijama y una camiseta de dormir, Joel bajó a la sala de estar y, como esperaba, encontró a su madre en el sofá con un libro en su mano. Su madre era diseñadora publicitaria, así que siempre trabajaba en casa.

Con pasos ligeros, Joel caminó hasta ella y se acostó en el sofá, posando su cabeza sobre el regazo de su madre, interrumpiendo su lectura.

"¿Está todo bien?" preguntó su madre y empezó a pasar sus dedos por el cabello húmedo de Joel.

"Supongo." respondió Joel cerrando sus ojos y soltando un suspiro. Su madre no respondió rápido y Joel creyó que esa respuesta sería suficiente para ella. Como era de esperar, no lo fue.

"Te gusta mucho, ¿cierto?" preguntó ella después del silencio y Joel soltó una pequeña risa; amaba que su madre hablaba siempre sin rodeos.

"Así que soy muy evidente, ¿huh?" respondió Joel y sintió como las lágrimas le picaron los ojos.

"Joel—"

"Lo sé mamá." interrumpió Joel a su madre y se levantó para quedar sentado, colocando los codos sobre sus rodillas y sosteniendo su cabeza con las manos. "Sé que está mal y que nada bueno saldrá de ahí, lo sé y—"

"Eso no era lo que iba decir." dijo su madre y Joel levantó su cara y la miró confundido. "A mis ojos no tiene nada de malo que te guste. De hecho sería raro que no te gustara, tiene todo lo que te gusta." dijo ella sonriendo y Joel soltó una risa. "Pero Joel, sí sabes que Erick básicamente está re-descubriendo el mundo, ¿verdad?"

"Lo sé mamá."

"Y sí sabes que él, antes de saber lo que es amor de pareja, necesita conocerse primero a él mismo, ¿cierto?" dijo ella en un susurro y su sonrisa se fue borrando al ver la tristeza adornando el rostro de su hijo. "Debes darle tiempo a que crezca en la libertad que le podemos dar."

"Lo sé mamá, pero..." empezó a decir Joel pero se interrumpió. La suave mano de su madre frotando su espalda lo impulsó a seguir. "Tengo miedo al mundo fuera de casa."

Al escuchar esas palabras, la madre de Joel sintió como se formaba un nudo en su garganta y un vacío en su pecho. Jamás se lo admitiría en voz alta, pero ella también tenía mucho miedo.

Desde que vio el instinto protector que tuvo Joel al ver al tipo del C.A.E con el pequeño esclavo del pelo, supo que algo sucedería.

Y para sus ojos eso no era más que amor puro, pero para el mundo no lo era.

Sabía lo cruel que podía ser el mundo con las personas con un amor como el de su hijo y Erick.

"Todo saldrá bien, mi niño." susurró ella con una sonrisa valiente en la boca. "Algo lograremos hacer. Ahora ve a dormir, mereces descansar."

Joel asintió y besó la mejilla de su madre para luego levantarse. Antes de salir, la voz de su madre lo detuvo.

"Joel." ella dijo y Joel se volteó para mirarla. "Erick te quiere."

Joel no pudo contener la sonrisa que las palabras le provocaron y asintiendo, salió de la sala.

Caminó despacio hasta su habitación y con suavidad abrió la puerta, encontrandose a Erick dormido en donde lo había dejado.

Muy despacio, caminó a su cama y con cuidado se acostó al lado de Erick. El menor estaba acostado viendo hacia la puerta, así que estaba dándole la espalda a Joel.

El ojinegro moría por jalar a Erick de la cintura y pegarlo a su cuerpo en un abrazo, pero sabía que no podía... al menos no aún. Así que se limitó a acariciar con sus dedos la espalda de Erick.

Cuando ya se iba a quedar dormido, sintió como Erick se removió, así que Joel abrió un poco sus ojos para verlo como se volteaba, dándole ahora la cara a Joel. Estaba despierto y miraba con atención a Joel.

"Ven." murmuró Joel dejándose llevar por el instinto y abrió los brazos. En cuestión de medio segundo, Erick se acurrucó en ellos y acostó su cabeza sobre el pecho de Joel. El ojinegro apretó sus brazos alrededor del menor, cerrando sus ojos y con una sonrisa en los labios.

Sí, definitivamente Erick lo quería.

「libérame」 「joerick」 「terminada」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora