Qué haría sin ti.

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[KyungSoo. enero de 1972 -Miércoles -  8:35 a.m]

Era una mañana fría, no sentía el asfalto bajo mis pies, mi maleta estaba empapada por la nieve que caía, yo también, pero en aquel momento no lo sentí, aquel invierno del ´72 fue por hecho el peor de todos los inviernos anteriores y yo, yo  estaba en la calle.

De pronto vi cómo un auto se estacionaba entre la densa nieve y sabía que era mi novio, me subí al carro y partió nuevamente, sin destino alguno, ni tampoco dijimos nada. Luego de unos minutos de mirar por la ventana a mi costado decidí romper el hielo; mis ojos estaban rojos de tanto llorar y mis manos temblaban, recién ahora comenzaba a sentir el frío.

—Lamento hacerte venir hasta acá a éstas horas.—Pedí perdón, lo único que sabía hacer.

—Ni lo digas, sea la hora que sea vendré por ti.—Me mostró una cálida sonrisa.

JongIn era un hombre maravilloso, con un temperamento del asco pero maravilloso, habíamos sido novios por tres años y estábamos alcanzado el cuarto aniversario, siempre está a mi lado, en las buenas y en las malas.

—Ahora dime qué pasó, sé que no fue algo poco por tu rostro, cuéntamelo todo.— Me dijo de una vez por todas, sabía que me lo preguntaría, porque siempre necesita saber un porqué, pero no quería volver a llorar.

Bajé mi rostro, di un hondo suspiro y comencé. —Les conté a mi padres que somos novios, tuve que hacerlo, ellos... ellos. —Sorbí mi nariz y sequé un par de lágrimas que amenazaban con caer.

—Ellos, bueno, mi madre, mi madre encontró una fotografía de nosotros, tuve que decirles.

—Amor... pero ¿Por qué no escondiste esas cosas?, habíamos quedado en decirles cuando por fin pudiésemos vivir juntos. —Me miró afligido.

—Ella revisó mi habitación porque lo venía sospechando ya hace algunos meses, no sé que hacer, ni adonde ir, no dejaran que entre más a la casa, mi padre amenazó con encerrarme.

—¿Trajiste algo de ropa?, yo sé donde llevarte si no piensas volver a casa, no podré ir contigo de inmediato, pero puede que a los días pueda irme contigo.—Me dió una pequeña sonrisa de sus labios, me entibió el alma.

—Tengo conmigo mi maleta, traje todo lo que necesitaba, no puedo volver, a donde me quieras llevar está bien.

—Bien, duerme por ahora.

Las palabras de JongIn hacían que me calmara y aunque no sabía donde estaba llevándome, me sentía en paz luego de tanta tormenta.

Aproximadamente dormí 9 horas de corrido, sin despertar ni una vez y cuando lo hice, abrí mis ojos lentamente y ya estaba de tarde, miré a JongIn y sentí que debía haber estado cansado, condujo sin cesar todo el día para darme comodidad a mi; me miró de reojo y me sonrió, sus ojos estaban rojos, se notaba que estaba somnoliento, pero no quise decirle nada, no había donde estacionar, ni tampoco yo sabía manejar cómo para quitarle un peso de encima.

—Ya vamos a llegar, falta poco.—Nuevamente JongIn me sonrió.

Sin darme cuenta, esforcé mi vista y a lo lejos se veía luz, seguro ya estábamos por llegar pero no sabía donde, asentí con la cabeza y observe el oscuro paisaje que me entregaba la noche a través de la ventana.

Habrán pasado 20 minutos, hasta que por fin me hallé en la extraña ciudad, se me hacía conocida, aunque no quise comentar, hasta que JongIn rompió el hielo.

—KyungSoo, si te preguntas donde estamos, pues.. ¿Recuerdas una vez viniste conmigo a visitar mi antigua casa?, pues aquí estamos.

Ya había recordado, luego de que sus padres se separaran y su padre lo metiera al negocio familiar, la casa de campo había quedado al descuido, ahora me sentía un poco tranquilo.

Al llegar, vi la entrada a la casa, gigantescos pinos a lo largo del camino que daba a la casa y esa casa era realmente hermosa y muy grande para mi solo; cuando JongIn se bajó del auto hice lo mismo, la verdad estaba emocionado porque JongIn dijo que viviría conmigo en un par de meses.

Vi la ropa de JongIn, se veía tan guapo, su típica chaqueta de cuero, sus jeans negros y sus zapatos de gala, siempre me pregunté porqué los usaba para ocasiones comunes. Sin más bajé mi maleta, algo pesada, pero traía todo lo necesario; la nieve había cesado, estábamos cerca de la playa, así que estaba más templado.

[5:56 p.m]
JongIn me ayudó con mi maleta, entramos en la casa y estaba todo tal cual lo recordaba, la casa era cálida, me daba tranquilidad y más si estaba con JongIn.

—Ven, sube conmigo para ver que habitación te paso. — Dice, invitándome a subir por la escalera frente a la puerta de entrada.

La verdad es que el semblante de JongIn había cambiado, estaba serio, me atrevería a decir que algo melancólico, pero no quise decir nada, y subí tras él, se detuvo tras la tercera puerta del pasillo y la abrió, dejándome pasar primero.

—Creo que ésta te puede agradar, tiene vista hacia la entrada y es la habitación más grande, puedes guardar tu ropa en el closet y hacer lo que te parezca, ésta es tu casa ahora.— Me sonrió.

—Gracias por traerme aquí aunque sé que te molesta, te amo.— Dije, y vi la sonrisa más brillante que podía haberle visto a JongIn, me amaba tanto cómo yo a él y esperaba que siguiera así por mucho tiempo.

—Yo debo... debo volver a la ciudad, vine sin nada y no puedo quedarme aquí hoy.— Me acarició la mejilla.

Mi sonrisa había desaparecido en un segundo, pero sabía que el ya había hecho mucho por mi, pedirle que se quedara cuando ya me dijo que se iba sería una falta de respeto, sabía que él tenía cosas que hacer.

—Está bien, iré a despedirte a la puerta.— Le dije, fingiendo una pequeña sonrisa.

Le acompañé hasta su auto, lo abracé cómo si no hubiese un mañana "Te amo", fue lo último que nos dijimos, me dio algunas recomendaciones acerca de la casa y se fue, lo vi marcharse por aquel camino lleno de pinos y mi nostalgia volvió a aparecer.

The last kiss of 1976 (KaiSoo/ChanSoo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora