Dandy era un muchacho procedente de uno de los tantos mundos controlados por su raza, relegado a vivir en uno de los confines más olvidados de la punta de la galaxia donde la luz era más tenue, donde se tenían problemas para enterarse de lo que un gobierno tan vasto planeaba y donde siquiera soñar con conocer la capital donde se vio nacer el imperio era algo imposible.
Apoyado de su fiel pico y su inigualable casco su trabajo era vaciar y expandir las canteras de las cuales procedía el mineral más importante para su especie, el dichoso "tantam" que aunque muy común en casi todos lados también con un igual millar de aplicaciones y consumido de igual rapidez para la expansión continua.
En una fecha común, un día común a una hora común en una jornada de trabajo completamente común, un no tan común derrumbe provocado por una cueva aún más subterránea de lo que la mina llegaba se tragó a nuestro protagonista quien solo se las apaño en la oscuridad, su casco con linterna y su pico por el montón de pasillos laberinticos que parecían no dar a ningún lado pero que solo lo hacían sentir que más se adentraba, que más se perdía y más lejos veía la capacidad de regresar, sin embargo, tras recorrer uno de los pasillos que le parecía completamente igual a los demás que ya había pasado vio una luz que no procedía de la linterna de su casco, demasiado hermosa y brillante pero parecía atenuarse mientras se acercaba a su dirección, cuando la tuvo enfrente se sintió en calma a pesar de estar perdido, quiso tocarla y cuando lo hizo, recuerdos que no le pertenecían asaltaron su mente con frases como "esta será mi gran aventura fantástica" a la par de risas, "depende de mí" con tono de mando como "yo me encargare" y gritos de agonía por igual.
Se sintió aliviado lo cual no duro mucho porque al pasar de los segundos la desesperación comenzó a consumirlo mientras desesperado veía a su alrededor sombras de otros muchachos parecidos a él, un chico, una chica, comprendía los recuerdos y se enteró que ellos eran amigos, mineros quizás, veía su casco, parecido al propio, un derrumbe como el que el sufrió, juntos pasaron por eso y tal como le paso a él, perdidos en el abismo anduvieron y anduvieron hasta toparse con la misma luz, los vio con una expresión de paz y al mismo tiempo quedarse quietos por un rato, los vio en su mente decaer en segundos tal como le estaba sucediendo a él, los vio gritar de pánico cuando se cortaron las visiones, recobro su sentido, tuvo su movilidad al completo, miro la piedra brillante y el odio se encendió en su mirada, la apatía por los que pudieron ser compañeros vividos antes de este tiempo, quienes como el dieron su vida a su trabajo para volverse locos de pronto ¿por culpa de qué? ¿Del accidente?, ¿Del miedo? ¿De el mismo sentimiento que lo inundaba a el?
Lo rompió por dentro y no lo soportaba, enérgico y con la respiración cortada alzo su pico golpeando incansablemente la piedra brillante una y otra vez mientras esta a su vez iluminaba la recamara subterránea con luz cada vez más clara, hasta que se lo trago acabando con su existencia.
El resplandor bajaba hasta volverse tan tenue como para solo ser notado sobre la absoluta oscuridad, una historia repetida quien sabe cuántas veces ya, volviendo a la normalidad y aguardando paciente a que una nueva alma se acercara a su recóndita ubicación, lástima que nunca habrá nadie para descubrir a que se debe esto.
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Pequeñas Historias
RandomTienes un rato libre? te gusta el semblante corto? dispones de poco tiempo? ven, aquí podrás encontrar un poco de todo y espero sea de tu agrado.