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—Hola madre— paso por su lado y beso su mejilla.

Dejo la cesta sobre la mesa y subo corriendo hasta mí habitación. Cuando abro la puerta, me encuentro a Gretel jugando con Alrik.

—¿Que haces aquí?—

—Jugando con Gretel ¿Esque no lo ves?— me mira con los ojos entrecerrados— ¿Se puede saber qué te pasa?—

—Nada. Sal de mi habitación, tengo que cambiarme— Alrik se levanta y pasa por mi lado, no sin antes repasarme e arriba abajo. Inspeccionando cada parte de mi ropa para luego añadir:

—¿Donde has estado? ¿Porque tienes la ropa tan sucia? Has tardado mucho— intenta acercarse para tocar mi falda y comprobar si está mojada. Yo le apartó la mano con un rápido golpe. Aunque mi falda ya está seca debido al sol, el agua a dejado una mancha oscura en ella.

—En él río. Si no te gusta que tarde tanto, la próxima vez vas tú a lavar la ropa. Ahora fuera— le empujo hasta la puerta y le cierro la puerta en la cara. Después de unos segundos escucho sus pasos alejándose y sé que se ha ido.

Me cambio de ropa y me pongo un camisón para estar en casa. Le digo a Gretel si puede prepararme el baño mientras yo bajo a tender la ropa.

Madre no me pregunta nada, hablamos tranquilas mientras termino de tender la ropa. Noto como Alrik me mira desde la ventana de casa y cada vez que lo hace mi enfado aumenta. Parece un perro guardián. ¿Se puede saber qué es lo qué le pasa?
Cuando me giro y le miro con ojos enfurecidos, se aleja de la ventana. Su pelo negro se acopla a la oscuridad del interior de la casa y desaparece.
No estoy enfadada por el hecho de que se preocupe por mi, sino porque sé que lo sabe. Siempre lo sabe todo. Si algo me ha pasado, sea bueno o malo, él es consciente de ello. Y hoy he llegado con el corazón en un puño, nerviosa y alborotada por lo que ha sucedido.

La noche es oscura, madre y yo nos sentamos el la mesa que hay nada más salir al jardín. Solemos hacerlo cuando oscurece, porqué así la luz no afecta a su piel. Solo la luna nos ilumina y podemos hablar sin que nadie nos moleste.

—Sabes que se preocupa por ti— sé que se refiere a Alrik. Madre también se da cuenta de todo lo que sucede en casa. Sin embargo, ella no dice nada. Se limita a observar.

—Lo sé. Pero yo no le he pedido que lo haga. ¿Y por qué solo conmigo? Podría ser así también con Gretel y no lo es—

—Porque contigo es diferente. Tú no lo recuerdas pero cuando erais  pequeños no parabas de seguirle a todos lados. Eras torpe como tú sola cariño, y siempre que algo te pasaba corrías dónde él. Es normal que ahora que has dejado de hacerlo el siga intentando protegerte— suspiro pensativa y miro el cielo estrellado. Mis hermanos siempre han estado ahí para mi. Y yo siempre he estado y estaré para ellos, siempre que me necesiten. Todos y cada uno de ellos forman parte de mi vida y hoy no sería quien soy si no fuera por ellos.

Empieza a refrescar, así que decidimos entrar dentro. Justo en ese momento padre llega y nos encuentra ahí, apunto de subir a nuestras habitaciones.

—¿Que hacéis despiertas? Venid aquí— nos acercamos y nos fundimos en un abrazo. Padre trabaja en una mina a las afueras del pueblo. El viaje es largo y en la mina no para de trabajar. Aunque está cansado, siempre que llega nos dedica una sonrisa y nos abraza. Miro sus manos, están negras y ásperas del trabajo.

Veo como Erik rodea la cara de madre entre sus manos y la besa. Yo les deseo buenas noches y subo al piso de arriba. Me quedo un momento observándoles entre la oscuridad.
Sanna esconde su rostro entre el cuello de padre y él le acaricia el pelo suavemente.

—¿Estas bien amor? Te veo pálida— le besa la frente.

—Sabes que siempre estoy pálida— se ríe, pero al igual que yo, Erik nota como la voz de ella está apagada— estoy bien.

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⏰ Última actualización: Nov 06, 2019 ⏰

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