La ciudad de Teruel, una ciudad que pasa desapercibida o casi totalmente desconocida por al menos la mitad de la otra gente que habita la Península Ibérica; Ahora vayamos a esta pequeña localización anteriormente dicha, se trata de una ciudad, que a nivel europeo podría considerarse un pueblecito de tamaño pequeño tirando a mediano, pero llena de bonitos monumentos como las torres Mudéjares, o aquel orgulloso Torico, tesoro de los Turolenses. En esta población vive en una casa unifamiliar al lado del cementerio, Miguel Gimeno, un muchacho de alrededor de unos 20 años de padre Turolense y madre Valenciana. Este chico llevaba una vida normal como la de todos los muchachos de su edad de la ciudad, o al menos eso parecía en factores extrínsecos, salía a beber los fines de semana, estudiaba entre semana; Iba a comprar ropa con su madre, en fin; Todo lo que haría un chico normal de su edad al alcanzar la veintena; Pero antes de llegar hasta aquí debemos retroceder en el tiempo. A el año 98 cuando Miguel solo era un chico de unos 3 años, por aquella época viajaba mucho a el pueblo de su madre Alcoy, donde solía pasar los veranos para disfrutar de el buen tiempo valenciano, la familia solía hacer siempre un viaje anterior a el verano durante las Fallas Valencianas fiestas populares entre los habitantes de la zona levantina. El pequeño Miguel siempre disfrutaba de esos viajes que llevaba haciendo con su familia desde que era un bebe para ver a aquellos familiares de su madre que eran de el Levante. Su Padre Javier Gimeno era originario de Teruel, en Valencia conoció a la madre de Miguel, Sonia; Y se casarón en Valencia para mas tarde dar a luz a el pequeño Miguel; este muchacho creció corriendo por las calles de Teruel jugando con los demás niños, jugando a la Nintendo 64 o yendo a casa de sus abuelos, rápidamente fue muy conocido por toda la ciudad; No por el pequeño tamaño de esta sino por sus travesuras y su extroversión a la hora de relacionarse con los demás niños y habitantes de la ciudad; Era un chico de cabellos largos y oscuros que brillaban a la luz del sol contrastando con su piel pálida que se tornaba de color bronceado durante los veranos dejando ver también unas graciosas pecas en su rostro seguida de su sonrisa de siempre que ni el peor de los días se la lograba quitar; A pesar de vivir en una familia humilde sus padres siempre se habían preocupado por cuidar a su hijo mediante una buena imagen exterior de este, era típico por la zona el intentar aparentar ser adinerado llevando buenas ropas incluso vistiendo a sus niños pequeños con ropa de Boutiqué; A pesar de que a veces se ponía perdido de jugar con los demás niños, Miguel siempre llevaba unos vaqueros y unas botas compradas en Valencia, donde su familia solía comprar la ropa debido a que aprovechaban como todos sus demás paisanos, la suave brisa y calmadas temperaturas de la costa intentando evitar aquel frío Turolense que producía heridas en los rostros de todos aquellos atrevidos que pasaban por las calles del Torico durante los meses de Enero, la plaza que comunicaba con todas las demás calles principales de la ciudad; Si querías comprar ropa, ir a un banco a recargar dinero o a un bar a charlas con tus amigos debías pasar por esta plaza; Por estas calles el pequeño de la familia Gimeno correteaba para ir a comprar pasteles con su madre, Sonia Sanchez; mujer de unos 36 años y ama de casa había nacido en un pueblo llamado Alcoy, anteriormente al padre de Miguel tuvo un novio que se mató a finales de los años 80 en la carretera mientras estaba intoxicado; Aquel golpe dejó a Sonia impactada, cayendo incluso en depresión, aquel mismo año de la muerte de su novio cuando pasaron unos 5 meses viendo que todo en el pueblo le recordaba a aquel chico decidió marcharse una noche a Teruel para cambiar de aires a casa de un conocido, allí conoció en las fiestas de las Vaquillas a Miguel Castillo, ambos se enamoraron después de unos cuantos viajes de Sonia a Teruel, pasados los años tuvieron entonces a el pequeño Miguel, decidieron quedarse en la capital Turolense porque pensaban que era un mejor sitio para que su hijo pudiera crecer que la capital Valenciana, era un lugar alejado de los coches, de la polución, el niño podía jugar tranquilo sin que nada le pasase y los padres podrían contemplar como corría por los verdes parques de aquella pequeña pero orgullosa capital.
EN LA CASA DE LOS GIMENO:
4 de Febrero Teruel:
-¡Miguel levanta ya, vamos al pueblo!- La familia se dirigía como anteriormente se ha dicho a las Fallas para estar con la familia que correspondía a la parte materna, si iban por la tradición este año tenían una segunda razón; Una de las sobrinas de Sonia iba a ser reina fallera aquel año y toda la familia se iba a reunir en la casa de María, aquella reina fallera de la que la familia estaba tan orgullosa. La familia antes de salir de Teruel decidió desayunar en casa.
-¿Y como es María, es también familiar mía?- Preguntó inocentemente el pequeño Miguel
-Claro que si hijo mío, en cuanto terminemos de desayunar iremos a verla, verás que bien nos lo pasamos y que contentos se ponen todos cuando te vean- Aquellas palabras parecieron llamar la atención del pequeño que miraba fijamente a su madre mientras intentaba comprender aquellas palabras que le decía su madre, esas palabras que se volvían confusas por aquella neblina suya llamada inocencia, pero que también a veces usaba esta como escudo para proteger y ocultar aquellas ambiciones y fantasías que iba experimentando el niño y que percibía que los adultos podrían combatir contra ellas por lo que solía guardar con recelo todos aquellos anhelos; Y es que Miguel a pesar de ser un chico de tan corta edad
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Sexo tras las sombras
Chick-LitEsta novela está dedicada a todas las personas que siguen el sexo alternativo, en especial los fetichismos, esas formas de sexo alternativo que siguen siendo vistas como algo muy raro en la sociedad actual, pero es una de las razones por la que se e...