a maestra de jardín de niños Johanna odia el Día de San
Valentín. Odia el romance, odia el comercialismo, y
definitivamente odia la subasta anual de caridad de su
escuela. Nunca espero tener en su noche en la tierra de las copas previa a
la subasta, a un sexy británico en su cama. O que ese británico apareciera
en la subasta, pujara miles solo para hablar de nuevo con ella, y se pusiera
de rodillas delante de todos y le pidiera que se casara con él.
El Vizconde Damon Haymes nunca ha conocido a nadie como
Johanna. Ella es neurótica, fascinante y divertida. Tampoco se preocupa
por su título y no quiere su dinero, lo que hace a Johanna perfecta para
cumplir con una cláusula sorpresa en el testamento de su padre: casarse
en un plazo de tres meses y permanecer casados durante un año, o perder
su fortuna. Una relación está fuera de discusión, pero cuando las pasiones
se encienden y los dos se enamoran, su matrimonio de conveniencia se
convierte en todo lo contrario.
L
Sinopsis
Capítulo Uno
Capítulo Dos
Capítulo Tres
Capítulo Cuatro
Capítulo Cinco
Capítulo Seis
Capítulo Siete
Capítulo Ocho
Capítulo Nueve
Capítulo Diez
Capítulo Once
Epílogo
Diane Alberts
Traducido por Itorres
Corregido por Lizzie Wasserstein
l momento en que se dio vuelta, Johanna lamentó la última
noche. No era solo la luz brillante apuñalando a través de su
ventana y directamente a sus ojos. Ni siquiera era el fuerte
dolor de cabeza lo que la hizo bastante consciente de que había bebido
todo el contenido de la barra la noche anterior. Demonios, ni siquiera fue
que era el día de San Valentín, la única razón por la que ella y sus amigos
habían decidido brindar por la ciudad con un montón de bebidas y menos
baile, por parte de ella, de todos modos.
No, eran los brillantes ojos verdes y el hermoso rostro devolviéndole
la mirada, y la pequeña sonrisa palpitando pesadamente en sus labios
llenos.
Hijo de puta.
—Oh —dijo Johanna—. Oh, mierda.
—Hola, qué tal. —Acento británico. Su debilidad—. Lo siento, pero
no recuerdo tu nombre. Soy...
Levantando una mano, gimió y se sentó, jalando la sábana sobre su