Parte sin título 8

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Moderadora

Los ojos verdes del restaurantero Lucien Black y su inalcanzable actitud vuelven locas a las mujeres. Pero sus problemas de abandono y su pasado criminal lo han dejado emocionalmente cerrado. Cuando un rostro familiar aparece para una entrevista de trabajo en su club, el dolor que ha intentado olvidar, desgarra su corazón, es la chica que una vez lo sanó... y entonces lo abandonó.

Darcy MacBride todavía recuerda el toque delicado de Lucien de cuando eran adolescentes locamente enamorados. Sus hermosos ojos habían aliviado su dolor después de ser dejada en el orfanato en el que Lucien vivía. Darcy sintió sus dentados bordes encajar perfectamente con los suyos y había planeado pasar el resto de su vida con él... hasta que un misterioso hombre le advirtió que se alejara. Ahora, catorce años después, está preparada para soportar la tortura de la indiferencia de Lucien y tenerlo como su jefe... sólo para estar cerca de él. Pero cuando parece que finalmente podrían empezar donde lo dejaron, un devastador secreto enterrado de sus pasados, amenaza con romperlo todo de nuevo.

La historia de amor a fuego lento de L.A. Fiore recupera el romance atormentado de Beautifully Damaged.

—Otro. Maldita sea.

Probablemente no tenía ni dos años y parecía incluso más pequeño. A pesar de eso, su ropa era nueva y sus recientemente cortados mechones caoba brillaban por el lavado y el cepillado. Había sido amado, este niño, amado y dejado en la puerta principal de un viejo orfanato.

La hermana Margaret continuó:

—Realmente odio a los niños. —Se volvió en un remolino de tela negra y emprendió su regreso al interior, rozando a la hermana Anne al pasar y diciéndole sobre su hombro—: Trae al pequeño fastidioso dentro.

Sus pequeñas piernas temblaron con miedo, sus ojos se ampliaron cuando la hermana Anne se arrodilló frente a él. Esos ojos, su más notable rasgo, eran como el agua de la costa del Caribe; ni azules ni verdes, sino una sombra justo entre ambos. Extendió su mano y vio que sus dedos estaban curvados alrededor de algo. Tomó un poco de esfuerzo, pero fue capaz de abrir su agarre para revelar un pequeño cuadrado de papel que simplemente decía:

"Su nombre es Lucien y merece más de lo que puedo darle".

La hermana Anne miró al pequeño niño que estaba aterrorizado, pero intentaba desesperadamente ser valiente. Sus ojos se fijaron en ella. Extendió su mano por la de él de nuevo y, al instante, sus pequeños dedos se cerraron alrededor de su palma.

—Deja de perder el tiempo y no te molestes en hacerte su amiga. Terminará como los demás en diez años; muerto o en la cárcel.

La hermana Anne miró al pequeño niño y, aunque era joven, sabía que él entendió las crueles palabras de la madre superiora.

—Pruébale que se equivoca, pequeño. El destino es lo que haces.

Lucien oiría sus palabras por los siguientes quince años... se quedarían con él e inconscientemente guiarían todos sus movimientos. Había sido abandonado, pero haría alguien de sí mismo por ninguna otra razón que la de probar que todo el mundo se equivocaba.

La hermana Anne Black murió justo antes del dieciocho cumpleaños de Lucien. Así que cuando dejó el orfanato, desconsolado y solo, se llevó más que sus palabras con él: reclamó su nombre, el nombre de la única madre que había conocido.

Lucien Black se quitó su corbata y la metió en el bolsillo de su chaqueta. Si solo la ostentación pudiera desaparecer tan fácilmente. No estaba acostumbrado a ser el foco de atención. La señal de salida justo al otro lado de la habitación titilaba como un maldito faro, pero era el invitado de honor, así que incluso mientras buscaba la libertad, fue detenido por incontables personas deseando ofrecerle sus felicitaciones.

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