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Taeyong se meció nervioso en frente de la puerta principal de la casa de Jaehyun, en la mano derecha llevaba una bolsa con un bote de helado y de la mano izquierda pendía su teléfono.
El chico tocó la puerta tres veces y espero a que abrieran. Observó curioso como las cortinas se abrieron un poco y como después se cerraron de un golpe.
Escucho unas pisadas y la puerta se abrió rápidamente, la oscuridad engulléndolo todo.

—¿Taeyong? ¿Qué haces aquí?— el chico que se encontraba enfrente de Taeyong no se parecía en nada a Jaehyun, tenía las mejillas hundidas, las ojeras pintadas con carbón, los ojos inyectados en sangre, y el cabello sin cuidar.

—Vine a cuidarte. Jaehyun, ¿eres tú?— Taeyong entro a la pequeña vivienda sin permiso, muy preocupado como para que los modales le importaran— Necesitas darte un baño, voy a prepararte algo de comer— mientras hablaba, dirigió a Jaehyun hacia el baño que encontró a duras penas—. Tállate bien, después te vamos a cortar el pelo, ¿donde tienes la ropa?

La voz de Taeyong inundaba la cabeza de Jaehyun.
«Taeyong, Taeyong, Taeyong», era en lo único que podía pensar.
Cuando se dio cuenta, el agua ya estaba golpeando su cuerpo, podía escuchar una suave melodía que provenía de la cocina y el olor a Tteokguk* le abrió el apetito, el agua caliente calmaba sus músculos adoloridos.

—¿Ya terminaste?— le preguntó Taeyong, la puerta del baño se abrió unos pocos centímetros, Jaehyun agradeció a su madre por haberle regalado cortinas para el baño.

—Si, solo unos minutos más— Taeyong asintió y cerró la puerta.

¿Desde cuando Taeyong, el chico que se mostraba siempre serio y enojado, se mostraba tan cariñoso?, Jaehyun salió de la ducha y observo su cuerpo desnudo en el espejo.
Estaba demacrado, no recordaba la ultima vez que había probado bocado y la idea de comer algo le producía arcadas, aunque tal vez la comida de Taeyong cambiaría eso. Siguió su recorrido por su cuerpo y después se enredó en la toalla azul que había ahí, la ropa que Taeyong le había le había elegido se conformaba por unos bóxers azules, "pants" negros, y un suéter negro.
Que amable era Taeyong al recordarle hasta con la vestimenta lo triste que se sentía.

Salió del baño y se dirigió a la cocina mientras se secaba el pelo, tenía hambre pero a la vez quería vomitar. Nunca se había sentido así.

—¿Jae?— Taeyong le lanzó una mirada, dejó de cocinar y caminó hacia el menor— Siéntate, ya casi está lista la comida.

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Jaehyun había salido de la residencia universitaria por un semestre, le había dicho a la rectora que su madre se encontraba enferma y necesitaba pasar una temporada cuidándola. La verdadera razón era que Doyoung vivía en el cuarto continuo, no le gustaba la idea de salir a tomar sus clases y encontrárselo cada cinco minutos.
Así que se refugio en una casa de doble piso que había pertenecido a su familia y que no quedaba muy lejos de la universidad, Taeyong le había pedido la dirección unos días antes y le sorprendió lo rápido que la puso en uso.
Una que otra vez Johnny le llamaba para asegurarse de que "tu tristeza no te haya matado", también le decía en tono juguetón que se podía quedar ahí todo lo que quisiera. Una regla en la residencia es que tiene que haber dos alumnos por cuarto, pero, como
Jaehyun se había ido, Johnny estaba solo. Así que le asignaron un nuevo compañero, y había sido justo el novio de Johnny.
A veces Jaehyun lo envidiaba, todo parecía marchar tan bien en la vida de Johnny, pero llegaba Taeyong y con su pequeña sonrisa lograba borrarle esos pensamientos a Jaehyun.

Ahora, mientras Jaehyun le agradecía a lo que sea que estuviera allá arriba, se encontraban viendo una película de terror, "The Shining", una de las favoritas de Jaehyun.
Taeyong las odiaba, pero si podía estar cerca de Jaehyun, podía ver cuantas películas de terror existieran.
La película se encontraba en su cúspide, el padre buscaba con un hacha a su esposa mientras el hijo escapaba por la ventana. Cada grito que soltaba uno de los protagonistas hacía que Taeyong se estremeciera y se recargara en Jaehyun buscando seguridad.
La curiosidad de Jaehyun aumentaba al ver como un chico que poseía uno de los semblantes más serios que alguna vez había visto se derretía con una película de terror.

—¿Tienes miedo?— preguntó Jaehyun con sorna.

—Cállate, no es miedo, yo me concentro mucho en la película— ideo Taeyong sin haber convencido a Jaehyun.

—Sigue mintiendo, Tae.

—No me llames así.

—Lo que digas— Jaehyun se acomodó en el sofá y se concentró en la película, tal vez así lograría entender a Taeyong.

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Jaehyun había caído en un profundo sueño al terminar la película, Taeyong lo acomodó en el sofá y después lo tapó con una manta que había encontrado en el cuarto del chico.
"No es tan molesto después de todo", pensó Taeyong.
El mayor se recargó en el sofá y se inclinó para obtener un mejor plano de la cara de Jaehyun.
Sus mejillas habían retomado el color rosa que las caracterizaban y su cara se notaba más llena.
Taeyong siguió inspeccionando la cara de Jaehyun hasta caer en los labios del menor, no se había dado cuenta de lo lindos que eran.
Taeyong, sin darse cuenta, se imaginó besándolos y una sonrisa se marcó en su rostro. ¿En que estaba pensando?, él había ido con la simple tarea de cuidar a Jaehyun.
Pero, un pequeño beso no dañaría a nadie.
Así que Taeyong se acercó más a Jaehyun, las respiraciones de los dos chocando, el corazón de Taeyong latiendo con fuerza.
Y, sin más remordimiento, lo besó.
Fue rápido y se sintió tan bien.
Los labios de Jaehyun eran justo como los imaginaba, dulces y esponjosos, se habían vuelto la golosina favorita de Taeyong.
El mayor escondió el rostro entre sus manos mientras un rubor inundaba su cara, alzó un poco la vista y se dio cuenta de que Jaehyun lo miraba confuso.
Una bombilla de alerta se encendió en la cabeza de Taeyong.

—Puedo explicarlo.

[ ——— ]

Je, ya lo termine.
Técnicamente esto es
lo qué pasó en el capítulo
anterior, o algo así (?)

Espero que les haya gustado.

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