1. La Carta.

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¿Puedes calmarte?, ya casi llego - dije apresurada antes de cortar el teléfono.

Eran las 5:50 de la tarde y mis amigas me estaban esperando en nuestra cafetería favorita, desde hace 20 minutos. Normalmente soy puntual y soy la primera en llegar, pero hoy no pude evitar llegar tarde, mi entrenamiento me retrasó un poco, y duró más de lo debido.

Al llegar al lugar dirijo mi vista al sitio donde siempre nos sentamos y efectivamente, ahí estaban las dos, sentadas en el sofá ubicado en una esquina de la cafetería. Avanzo unos cuantos pasos hasta la mesa.

-Pero, ¡miren quien decidió aparecer!- dijo Pilar mientras me sentaba.

- Salí tarde de mi entrenamiento, lo siento- dije disculpándome mientras leía el menú.- ¿desde qué hora estás aquí?- pregunté.

- No hace mucho cariño - respondió .- me preocupé porque no llegabas. Pero bueno, ya estás aquí, así que decidamos que vamos a hacer esta noche - dijo pilar

Mientras ellas discutían sobre qué haríamos en la noche, me puse a observar la cafetería. Me encanta este lugar, tiene un ambiente relajado y tranquilo; a veces vengo sola para leer un rato, o me quedo con mi novio hablando por horas hasta que se hace tarde.

Tiene un estilo moderno con unos toques naturales, con pinturas y frases sabias en las paredes, mesas y sillas de madera realmente cómodas. Unas ventanas muy grandes, en una de ellas dice "ROSE'S", el nombre de la cafetería. Mientras observo el lugar me detengo en la figura de Arthur, un amigo que trabaja en la cafetería. Es hijo de la dueña del lugar; le hago una señal para que se acerque para que tome mi pedido.

- Hola chicas, ¿qué puedo ayudarles? - dijo Arthur parado en frente de nosotras.

-Quiero un café, por favor -dije mientras lo miraba anotar mi pedido en su libreta.

-¿Solamente eso?- preguntó Arthur.

-Sí, solo eso -respondí. Él asintió y se fue.

Mis amigas seguían decidiendo a dónde iríamos, algo me decía que optarían por ir al cine; siempre terminamos yendo allí, cuando no tenemos planes definidos.

-¿Qué les parece si vamos a la sala de juegos?- sugirió Pilar

-Me parece bien- dije mientras miraba a Maya asentir emocionada ante la sugerencia.

- Hace tiempo no vamos ahí. -dijo Maya

- Lo sé, por eso lo sugerí, ya extraño ese lugar- informó pilar mientras revisaba su teléfono.

- Aquí esta tu café, disfrútalo- dijo Arthur al mismo tiempo que ponía la taza en la mesa

-Muchas gracias- contesté mientras tomaba un sorbo del preciado líquido y lo miraba alejarse.- solo tomo mi café y nos vamos.

-De acuerdo.- respondió Maya.

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Al cabo de unos minutos terminé mi café, fuí a pagar la cuenta y posteriormente las tres salimos del lugar. Nos subimos al auto de Maya, era un Chevrolet Cruze color negro, sus papás se lo regalaron cuando cumplió 18 años; hace tres meses para ser exactos.

No tardamos mucho en llegar, ya que el lugar quedaba a unas cuantas cuadras de la cafetería.

Al entrar compramos los tickets y empezamos a jugar, el juego que más frecuentamos es el de baile, en especial Maya y yo. Debo admitir que Maya es muy buena bailando y le encanta competir conmigo, y como para mi es inevitable decir no a una competencia, termino cayendo en sus redes, y cuando me doy cuenta estoy en la máquina bailando de la mejor manera que puedo.

Luchando por la verdadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora