Su sonrisa era la más tierna, en sus ojos podías ver otro cielo brillante y claro. Y su voz era la melodía que podías escuchar a diario sin hartarte.
Su nariz respingada y recta perfeccionaba su bello rostro.
—¡Camila, vas muy rápido! ¡Vamos a morir, vamos a morir! — el viento golpeaba mi cara con una fuerza brutal. No imagino a esta niña conduciendo un auto.
-¡Cierra la boca! Ya casi llegamos.
A ella le encantaba andar en bicicleta, sin en cambio, su madre le tenía prohibido montarla porque era muy atrabancada.
Bajando de la parte trasera de la bicicleta me acuesto en el pasto de lo mareado que estaba y vomité.
—¡Que asco! tu deberías ser mujer, no puedes aguantar un simple paseo en bicicleta - exclamó Camila.
Luego la puerta de la casa se abre lentamente para dejar ver a Anel, mamá de Camila.
-¡Mira nada más, Camila! Nuevamente te has ensuciado las calcetas, te he dicho que no puedes subir a la bicicleta y mucho menos con vestido. Anda, entra y cambiate.
Y tú, Alexis, ¿Qué haces ahí tirado?
—Lo lamento, Camila pedaleó muy fuerte y se me revolvió el estómago. — respondo.
—Ve a casa. Tu mamá debe estar preocupada.
Me levanto del césped y tomo mi bicicleta. Pero vuelve a salir Camila.
—Adiós, Alexis. — se acerca a mí corriendo y besa mi mejilla. Luego vuelve a meterse a casa.
Camila me gustaba muchísimo, me encantaba su forma de ser y lo hermosa que se veía con esos vestidos floreados que su mamá siempre le ponía. Sus risos dorados la hacían ver más adorable. Pero no podía decirle que me gustaba porque me daba vergüenza, después de todo solo teníamos 9 años.
Sin embargo la niña de vestidos rosas y coletas cambiaría a lo largo de los años para convertirse en una mujer. En una persona realmente más atractiva de lo que imaginaria, en la perfección total. Pero también se volvió más rebelde de lo que pensaba, siempre quería tener la razón.
Con tan solo 18 años su belleza no tenía explicación. Su piel clara y sus ojos azules resplandecían hasta en la noche. Parecía un ángel. Y se convirtió en ello...
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Nuestro último encuentro
RandomSe dice que después de la muerte el alma descansa. Pero para Camila no es así; ella no puede descansar en paz sin antes hacer justicia por su muerte, por lo que sólo cuenta con un lapso corto de tiempo para encontrar a su asesino. Siendo un fantasma...