ESCENA PRIMERA
Entra el señor Picholo
PICHOLO. – (mientras se quita el abrigo) Quiero la comida ya.
(En la cocina)
MARÍA DOLORES. - Date prisa y vete ahora mismo si no quieres que te mate.
JARDINERO. - ¿Y a dónde me voy?
MARÍA DOLORES. – A donde te de la gana, pero yo no quiero ser complice de un asesinato. Soy demasiado joven como para ir a la cárcel.
(Desde el salón, gritando)
PICHOLO. - ¡Quiero mi comida ya, señorita Dolores! O si no, será despedida.
JARDINERO. - ¿Y tú que vas hacer ahora? No te ha dado tiempo a comprar la comida.
MARÍA DOLORES. – No pasa nada, rasco un poco el pollo quemado y ya está.
JARDINERO. - ¿Pues no lo habías tirado ya?
MARÍA DOLORES. – Sí, pero lo cojo de la basura. Que sigue estando bueno. Además, es más grave lo tuyo, vete ya antes de que te pregunte algo.
El jardinero se marcha de la casa para ir a la ciudad. María dolores se acerca al salón con la comida.
PICHOLO. – Ya era hora. He estado a punto de despedirla.
MARÍA DOLORES. – Espero que no se de cuenta de que lo he sacado de la basura.
PICHOLO. - ¿Qué ha dicho?
MARÍA DOLORES. – Que usted es el mejor jefe, no sé como no le ascienden en su trabajo.
PICHOLO. – Si sigue así de pelota, le bajo el sueldo.
MARÍA DOLORES. – ¿Desea algo más?
PICHOLO. – Pues sí, lo de siempre.
MARÍA DOLORES. - ¿El qué es lo de siempre?
PICHOLO. – Lo de siempre. Ya lo sabe, no se haga la tonta.
MARÍA DOLORES. – Ah, es verdad. Se me había olvidado por completo, perdone.
PICHOLO. – Perdono, pero no olvido.
María Dolores se va a la cocina.
MARÍA DOLORES. – ¿Y ahora que hago yo? Si el jardinero se acaba de ir, va a tardar por lo menos dos horas. No lo puedo entretener tanto.
PICHOLO. - ¡El Diam! (le interrumpe María Dolores)
MARÍA DOLORES. – ¡Sí, ya voy! Que tío más pesado.
María Dolores vuelve al salón con un melón.
MARÍA DOLORES. – Tomé, aquí tiene.
PICHOLO. – Esto no es lo que quiero.
MARÍA DOLORES. - ¿Y qué quiere entonces?
PICHOLO. – Lo de siempre.
MARÍA DOLORES. – Ya, pero es que yo no se que es eso.
PICHOLO. – Pues mi Diam (le interrumpe María Dolores)
MARÍA DOLORES. – Ah, ya se que es lo que quiere. Si es que no se aclara usted.
PCIHOLO. - ¿Y bien? ¿Cuándo me lo va a traer? Ya es demasiado tarde.
MARÍA DOLORES. – Lo bueno se hace esperar, ¿sabe?
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PICHOLO ¿Dónde está?
HumorTodo parecía tranquilo, un jardinero y una cocinera. Sin emabrgo, algo sucederá que le irritará tanto al señor Picholo que en un acto de violencia llamará a la policía, desatando lo peor.