Cuando Ana regresó a casa, se encontró con Kate.
–Chica, tienes tan mal aspecto como yo me siento. ¿Cómo ha ido la entrevista?
–He conseguido las prácticas, pero no es en marketing. Voy a ser su asistente personal durante el verano.
Kate empezó a chillar, pero Ana la interrumpió. –Me da la impresión de que voy a tener que trabajar muchas horas. Hasta me ha preguntado si tengo pasaporte.
Kate continuó dando saltitos de entusiasmo. –¡¿Cómo?!
–¿Y es tan guapo como en las fotos?
Ana sonrió. –Es aún mejor. Vamos, necesito ayuda para preparar algunos conjuntos antes de que pueda ir de compras.
***
Aquella noche Ana estaba revisando sus mensajes. Tenía tres de Jack que eliminó sin siquiera leer. Al hacer clic en el de GREY Enterprises, leyó una carta de Andrea, la secretaria de Christia, dándole la bienvenida al equipo y ofreciéndole más información sobre lo que iba a hacer durante los tres próximos días con RRHH. Junto a la documentación y a las explicaciones sobre los diversos beneficios y programas disponibles para los empleados, Ana también aprendería el sistema de gestión de proyectos que GREY Enterprises utilizaba, además de otras aplicaciones de rendimiento.
Cuando se trasladase al piso de arriba, GREY esperaba que únicamente necesitara una mínima curva de aprendizaje. Y puesto que iba a pasar tanto tiempo en RRHH, se le permitía vestir de manera informal, pero una vez en la planta alta, tendría que vestir de forma más apropiada. A lo largo del mensaje, Ana leyó la recomendación de tener una bolsa de viaje lista en el maletero, con ropa para un par de días, y de llevar siempre consigo el pasaporte. Andrea también le envió el calendario provisional de Christian, y se aseguró de comunicarle que solía cambiar de forma constante. Parte de su trabajo era conocer su agenda en todo momento, por lo que era importante que tuviese acceso a todos los aspectos del software de comunicaciones.
A la mañana siguiente, Ana se presentó en recursos humanos. Como sabía que iba a pasar la mayor parte del día sentada, escogió unos cómodos pantalones de algodón y una blusa holgada. Gary dirigía la formación, y dedicó un rato a pasearse por la sala asegurándose de que todos se presentaran entre ellos e indicara sus funciones.
Ana se sorprendió al ver a un sexto becario entre ellos, hasta que les comunicó que estaría en el departamento de marketing. Sacudió la cabeza, sorprendida de lo rápido que se tomaban las decisiones en esa empresa respecto a los trabajadores. El resto de la semana transcurrió sin incidentes, y Ana pasó la mayor parte de ella aprendiendo los diversos sistemas de software. Vitaly insistía en que todos los que trabajasen para él tuviesen un conocimiento general de las expectativas y funciones de cada departamento y, como su asistente personal, Sarah quería entender todo lo que pudiera sobre el negocio. Era su oportunidad para causar buena impresión y quería hacerlo bien.
Ese viernes terminaron a media tarde, y Gary los felicitó a todos por su trabajo. Como aún era pronto, Ana decidió ir al piso de arriba para ver su oficina y quizás adelantar algo para el lunes. Tanto Andrea como Laurel le habían puesto en copia en sus emails, por lo que sabía que le esperaba una semana ocupada.
Al llegar al décimo piso, se sorprendió de encontrarlo medio a oscuras. Se dirigió al mostrador de la recepción, pero era evidente que Laurel no estaba. Como todo estaba tan tranquilo, decidió dar una vuelta y familiarizarse con su nuevo entorno.
Al entrar en la sala de conferencias, se quedó sin aliento ante las impresionantes vistas del exterior. Aunque Ana vivía en San José desde hacía tres años, nunca prestó demasiada atención al paisaje, pero la ubicación del edificio y los enormes ventanales parecían demandar respeto por las preciosas montañas que se veían al fondo.
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Una chica para el multimillonario
ФанфикEsta historia es una adaptación de la saga el millonario ruso, de Leona Lee.