El principio.

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Felicidad,
amigos,
estabilidad,
amor.
Todo me rodeaba.
Era una buena época.


Mi vida era algo bonito,
podría decirse,
que era cuasi perfecta.


Mi cabeza,
amueblada,
era inamovible.


Labrada en la lógica,
el razonamiento,
no habría nada que,
por mucha fuerza que usase,
de moverla.


O eso pensaba yo.


Fue entonces,
cuando la conocí.


Era como una catedral:
parecía labrada,
como si se tratase del mismísimo Miguel Ángel,
desde la más hermosa piedra.
Sus vidrieras,
coloridas y brillantes.
Su figura,
perfecta.


Ella pintaba,
yo admiraba.


Ella leía,
yo admiraba.


Ella creaba,
yo destruía.


Ella amaba,
yo lloraba.


Ella miraba,
yo estaba ciego.


La vida es limitada,
finita.
Llena de errores,
horrores,
placeres,
sufrimiento,
desesperación,
alegría.


Me di cuenta,
iluso de mí,
de esta realidad
demasiado tarde:
ya estaba roto por dentro.

Poemario.Where stories live. Discover now