32 | Audrey

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   Ahora sí había dolor. Había ardor, escozor, la sensación de nunca saciar la sed de lo que fuera. Inconformidad, e incluso malestar. Como si fuera algo que estaba frente a mí pero no podía alcanzar.

   Me había dado cuenta que este estado, inconsciente en el mundo real pero presente en esta ensoñación, era un ciclo sin fin. No había manera de huir, era un bucle constante de alucinaciones. Y las personas fuera de esta prisión cerebral le habían dado el nombre de "Cielo". Parecía hasta irónico.

   Lo había malinterpretado todo. Quizá el Cielo no era un lugar físico, sino mental. Quizá lo único que buscaba era paz mental y tranquilidad, y una mente en blanco podía proporcionarlas. Quizá eso era el Cielo.

   Tal vez eso explicaba por qué la Sala en la que estaba dormida era tan luminosa. Tal vez porque eran retazos de un sitio al que nadie podría llegar físicamente, ni siquiera un ser sobrenatural tan potente y poderoso como Evelinne. Tal vez ni siquiera ella podría llegar a él.

   Y eso significaba que había fuerzas mayores que ella. Que ni siquiera los inmortales estaban a salvo de nada.

Game Over [Trilogía Trascendental #3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora