Historias cortas.

Una noche.

Jamás me había sentido atraída por las motocicletas o la adrenalina, pero había algo en el conductor de esta que me hacía querer montarme y solo largarme con él. Deje de mirarlo, ¿Cuál era el detalle que me estaba perdiendo? Estaba siendo estúpida no lo conocía, me miro, suspire.

Así cuando me ofreció el casco extra no lo pensé.

Lo siguiente que supe es que el aire hacia volar mi cabello y disfrutaba teniendo los brazos a su alrededor todo mi cuerpo estaba hormigueando de la mejor manera posible. Hace veinte minutos estaba caminando sola por la oscura noche pensando cual era el maldito problema con el amor y cual jodido error cometió cupido conmigo y ahora estaba teniendo una aventura de la cual sospechaba terminaría marcando mi vida.

¿El universo estaba conspirando contra mí? Esto no pasaba, oh al menos no a mí.

Cuando la motocicleta se detuvo y mis pies tocaron el concreto de la calle frente a la playa no temí que mi cabello estuviera mal arreglado o de mi aspecto desaliñado, había algo en el que emanaba una increíble vibra que solo me hacía olvidarlo todo.

Sonreí, me gustaba.

-Tienes cara de Lucy- dijo con voz ronca y sonrió.

-Roselle en realidad- conteste, -Tú tienes cara de que entraras en mi vida, armaras un buen lio y te iras sin un adiós.-

-Tal vez es nuestro destino- toco mi cabello, -Carter también funciona- susurro antes de que sus labios chocaran con los míos, estaba feliz, entonces lo pensé tal vez solo tal vez esto podría ser el inicio de algo.