Lavenders blue

Cap2

Capitulo dos

Regina miró a Emma por el espejo retrovisor mientras se detenía en su casa. Emma estaba mirando por la ventana, con los ojos muy abiertos, el pulgar todavía firmemente plantado en la boca. En este punto, Regina estaba más preocupada con el motivo de la succión del pulgar, que con la propia succión del pulgar. Sabía que podía dañar los dientes de un niño, pero pensó que si la pequeña Emma estaba haciendo esto ahora, seguramente Emma debería haberlo hecho cuando tenía cinco años, y sus dientes estaban bien, por lo menos Regina sabía.

Regina detuvo el automóvil y salió, caminando hacia la puerta de Emma. Emma no intentó salir sola, así que Regina abrió la puerta y se quitó el cinturón de seguridad. Se le ocurrió entonces que Emma probablemente debería estar en un asiento elevador, pero si los Charmings tenían uno para ella, no se lo ofrecieron a Regina. Agarró la mochila de Emma, ​​y ​​la tomó por su pequeña mano, guiándola hacia la puerta.

"Vamos cariño, te haré una gran gira", dijo Regina. Emma no respondió, pero pareció estar pendiente de cada palabra de Regina mientras le mostraba el piso principal. Cuando terminaron con el nivel principal, Regina la llevó arriba y la llevó por el pasillo hasta la habitación de invitados.

"Aquí es donde vas a dormir esta noche", dijo Regina, llevándola adentro y poniendo su mochila en la cama. "Y mi habitación está justo al otro lado del pasillo si necesitas algo". Regina señaló su puerta, y Emma solo asintió.

"Ahora, ¿qué tal si nos ponemos a trabajar y podemos ver una película?"

Emma sonrió un poco esta vez, y asintió.

"¿Necesitas ayuda para cambiarte?"

"No, puedo hacerlo yo mismo", dijo Emma, ​​orgullosa, finalmente quitándose el pulgar de la boca.

"Buena chica. Entonces voy a buscar mis pijamas, y ya vuelvo". Si había algo que había aprendido de las noches de cine y de películas de palomitas con Henry cuando era pequeño, era que no contaban si ella tampoco se ponía el pijama.

Regina entró en su propia habitación y dejó escapar un largo suspiro una vez que cerró la puerta. ¿En qué me he metido? Se preguntó a sí misma mientras se ponía un par de pijamas de seda color carbón.

Cuando Henry la llamó y le pidió que fuera a ayudar a difundir la situación en el desván de Charmings, una parte de ella quería decir que no, y simplemente recogería a su hijo y dejaría que lo resolvieran ellos solos. Pensó que ya era hora de que aprendieran a manejar sus propios problemas sin correr hacia ella en busca de ayuda. Por otro lado, ella y Emma se habían acercado más en los últimos meses, y aunque Regina pensó que "amigos" todavía podría ser un poco exagerado, admitió que Emma la había ayudado mucho, y que ella misma se había preocupado más. con el bienestar de Emma también.

También sabía que, a la luz del hecho de que Blue pensó que podría haber una posibilidad de que el hechizo fuera irreversible, tuvo que intervenir antes de que los Charmings inadvertidamente causaran más daños a su hija, que ya estaba dañada.

Regina fue a su armario y sacó una bolsa de maquillaje vacía, que llenó con unos colores de esmalte de uñas, un cepillo de pelo y algunas ataduras para el pelo, antes de regresar al pasillo para ver si Emma había cambiado todavía. Encontró a Emma de pie en la entrada de la habitación de invitados, con el pulgar en la boca, agarrando su manta blanca con su nombre bordado. Se había cambiado a sí misma en un camisón de franela desteñido que claramente había dejado atrás, ya que colgaba de rodillas, y las mangas terminaban un par de pulgadas por encima de sus pequeñas muñecas.

Regina no pudo evitar pensar que Emma parecía un niño demasiado grande que estaba de pie delante de ella. Henry nunca se había chupado el dedo pulgar, pero había renunciado a su chupete sin protestar en un año y medio, y su propio muñeco no salió de su habitación después de su segundo cumpleaños. Regina supuso que no era realmente justo comparar a pequeña Emma con Henry, dado lo diferente que había sido en su vida, pero aún no podía evitar pensar que Emma se había retrasado, o había retrocedido, y que no sabía que era peor