En los azares del destino.

Capítulo 2. Lyla.

Viernes.

La nostalgia me invade, las ganas de llorar se hacen más grandes, y el no llamarte me parece aún más complicado que segundos antes.

Tengo tu número anotado en una pequeña libreta de notas con tinta morada, y termino de teclear los últimos dígitos en la sección "llamadas" de mi celular, después de unos minutos de mantener la pantalla encendida con tu número anotado, decido marcar. En cuanto toqué aquella tecla, coloque el celular justo alado de mi oído, escuché tan solo dos timbres, y no aguanté más, no pude esperar a que contestaras... Y colgué. El miedo me frena, un rechazo tuyo me aterra, y si logro escuchar tu voz hablándome con tanta indiferencia sé que me partiría el corazón. Aún más.

Decido tumbarme en la cama una vez más, y me envuelvo entre las sábanas, apretando los ojos y los puños con todas mis fuerzas para no derramar ni una sola lágrima.

Me quedé dormida, ni si quiera yo sé en qué momento deje de pensar en todo y lograr dormir después de toda una semana de insomnio.

Desperté pocas horas después, cuando miré, el reloj marcaba las 4:27 am, y de nuevo, en mis pensamientos estabas. Me imaginé lo que podrías estar haciendo, puede que lavándote la cara, incluso desayunando, guardando tus cosas en la mochila, y por qué no, también imaginé que pudieras pensar en mí. Demonios, que absurdo suena aquello último, pero en el fondo, desearía que fuera real, de hecho, siempre lo deseo.

Me mantuve 34 minutos más divagando por mi mente, recordando e imaginando todo aquello que pasó y pudo haber pasado. Logré dormir aún más tiempo. Pensándolo bien, es normal, mi cuerpo necesitaba un poco de descanso, un respiro para todo,incluso tú. Ciertamente no sé cómo mi mente soporta tanto tiempo pensar en ti sin fastidiarse, pero bueno, hasta mi cabeza necesita calma, y por el momento, solo la ha encontrado durmiendo. (Sí, por el momento, porque por extraño que parezca, tú no apareces en mis sueños, o aún no).