2. P R E C A U C I O N

14 2 0
                                    

Años despues de tener una verdadera conversacion con mi padre, todo dio un giro totalmente drastico en mi familia. Ya tenia 15 años, mi padre ahora consentia a mis hermanas mayores, y para sorprenderme mas, mi madre se dio cuenta que yo tenia ya la edad suficiente para que ella pudiese controlarme y quizas, buscar una identidad. Y no me refiero a una identidad que me gustara, sino a una que la sociedad aceptara.
Mamá compraba ropa llamativa, ropa color rosa para mi, y llenaba mis muebles con miles de cosas del mismo color. Al principio me senti feliz al ver que mi madre se preocupaba por mi por una vez en la vida. Ese dia lo recorde perfectamente. No porque haya sido un dia feliz, fue porque fue el dia en que tuve mi primera advertencia.

Recuerdo que llegue a la escuela vestida con la ropa que mamá me habia comprado: vestido y zapatos color rosa pastel. Yo me sentia comoda conmigo misma y me sentia diferente. Me sentia diferente porque ahora, ya no pasaba desapercibida entre los pasillos, ahora todos tenia sus ojos en mi. En la hija de uno de los grandes abogados de la ciudad.

Algunas miradas eran de impresion, envidia y felicidad. No era un problema. Por otro lado, las miradas de envidia y de gracias no tardaron en salir. Ese si que era un problema.

Un adolescente suele sentirse vulnerable a los comentarios de sus amigos o personas cercanas, y todo eso repercutia en el autoestima de este. No dude en que esto me pasaria tarde o temprano. Lo habia visto miles de veces en la television, en peliculas, novelas. Claro estaba que no todo lo que sucedia en esa ficcion podia pasarme en la vida real... pero esta vez si estaba ocurriendo.

Al llegar a mi salon de clases, llegue directamente a hablar con mis compañeras en ese entonces. Todas ellas eran alumnas becadas latinas, y estaban en esa institucion gracias a mi, porque ellas eran amigas mias desde primaria y convenci a papá de que les diera el 50% para estudiar conmigo. El acepto, pero ellas parecian aun no aceptar que yo en verdad queria ayudarlas. Una vez que estaba enfrente de ellas, salude con una sonrisa,pero cuando me miraron, se dedicaron a sonreirme nerviosamente. Como si tuviera una gran mancha en mi cara.

- Hey ¿Acaso es el dia de aplicar la ley del hielo a Celeste?- pregunte

- No amiga- respondio una de ellas- es solo que ya estas empezando a sacar los trapos al sol, y vaya que te lo tenias muy escondido.- la mire confundida. ¿Trapos al sol? ¿A que se referia con eso?

Me mire de reojo y supe que ese comentario habia sido por el cambio de ropa y que ahora yo era el centro de atencion.

-¿Te refieres a esto?- señale con mi dedo indice mi vestido y los zapatos - Mamá ayer fue de compras y me dio de regalo esto, saben...- me sente con ellas mientras acomodaba mi mochila- Mamá empezo a tener interes en mi, eso es bueno. Ahora podre tener mi familia completa. - sonrei ampliamente. Las latinas presentes ahi escuchaban atentamente mis palabras, mientras esbozaban una mueca en el rostro. Me senti incomoda, ya que no pronunciaban ni una sola palabra. Kenia, una de ellas, decidio romper el silencio.

- Celeste, escucha, se que te has esforzado en compartir tu vida con nosotras y de paso ayudar las nuestras. Te agradecemos de todo corazon porque nosotras tambien te consideramos una gran amiga, es lindo que tu madre haga eso por ti... pero ya no mas- hizo un silencio mientras buscaba las palabras adecuadas para hablar conmigo - Quiero decir, eres rubia, tienes unos padres de alto rango social, eres linda... ¿Porque gastar tu tiempo con nosotras? Estuvimos hablando sobre esto, ni una se opuso a la idea que yo propuse. Hemos decidido que ya no estudiaremos aqui con el apoyo de tu padre. Regresaremos a Mexico.-

Al escuchar las palabras de Kenia, una parte de mi quizo reir demasiado fuerte porque pense que se trataba de una broma de mal gusto, pero observe las miradas de cada una de ellas y me quedo claro que esto era tema serio. Kenia tenia razon, literalmente mi papá las mantenia y quizas ellas se sentian culpables con esto. Una vez escuche discutir a mi madre con el sobre este tema. Papá dijo que el se encargaria de arreglar este asunto hablando con ellas. supongo que ese dia habia llegado.

- No puedo oponerme a lo que ustedes digan. Ni hablar ¿Esto es un adios para siempre Celeste, ya no te necesitamos?


- Es un adios y gracias.

Trate de no derramar una lagrima para hacer saber que no me importaba en lo minimo, pero pensandolo bien, ellas no eran mi tipo.

- Y Celeste... una cosa mas - gire mi cabeza hacia ellas - Tu papá compro nuestra amistad, no supongas que nos haras falta.

Primera advertencia: una amistad puede durar años y años, pero jamas llegaras a saber que tan real es.


Make Daddy ProudDonde viven las historias. Descúbrelo ahora