There for you [Y.M]

D o s

Vi mi celular, 5:00 am. Con cuidado de no despertar a Jimin me levanté de la cama, dejando mi almohada como sucesor para que Jimin no notara mi ausencia.

En pasos suaves fuí a mi armario y saque una chaqueta gruesa, el frío de las madrugadas podría debilitar mis huesos. Me la puse y salí de la habitación.

Estaba a nada de llegar a la salida del departamento hasta que vi una sombra acercándose antes que yo.
Era alto y tenía un raro estilo de vestir.

—¿Namjoon?

—¡Hyung!—pudé haberme reído de su cara, pero no quería despertar a nadie.

—No grites, vas a despertarlos.

—Lo siento—asentí—¿Iba a la empresa también?

—Sí. Vamos rápido antes de que alguien nos escuche.

Namjoon abrió la puerta y tropezó con los muchos zapatos arrinconados fuera de esta.

—Ya, Namjoon ten cuidado.

Rodee los ojos y cerré la puerta tras de mí. Le tendía una mano a Namjoon para que se levantará.

Llegamos a la empresa. El cielo se aclaraba poco a poco conforme las manecillas del reloj avanzaban. Para mí eso significaba menos tiempo antes del maldito día del comeback especial.

Namjoon ya debía estar con la cabeza metida entre palabras y metáforas.
Yo no podía concentrarme, mi cabeza no paro de doler desde que salimos de casa, por más que intentará buscar algo en lo que inspirarme no podía hallarlo.

Entonces me sentí tan frustrado, mis sienes latían al ritmo del corazón cuando corría, sentía un nudo en la garganta. Las escenas del día anterior se reproducían en mi mente y la voz de PD-nim se clavaba en mi cabeza. Me sentí incapaz de mantener los ojos abiertos, los cerré y lleve mis manos a mi cabello jalandolo con desesperación. Mis lagrimales empezaron a secretar líquido sin parar. Mis sentidos se nublaron. Podría morir en cualquier momento.

De pronto, una voz suave trataba de interponerse sobre mis gritos internos

—¡Hyung...!

Unos brazos fuertes y algo húmedos rodearon mi espalda evitando que mis manos sigan jalando mis mechones. Su calidez fue como un llamado a mis sentidos, volví a la realidad. El frío suelo hizo que me escogiera más en aquellos brazos. No me había dado cuenta de cuando me había caído de la silla en mi desesperación.

—¿Qui-quién...?

—Shh, hyung soy yo—Jimin susurró.

Llevó sus pequeños dedos a mi cabeza y acarició mis cabellos.
Me levantó con cuidado y nos llevó al mueble marrón.

—¿Ya está mejor?

—Sí, no te preocupes.

—¿Cómo quiere que no lo haga? Me asuste mucho al verlo en ese estado.

—No es la primera vez que me pasa.

Y no lo era, solía tener esos ataques de ansiedad antes del debut. Cuando las cosas se hacían difíciles en demasía. Mi cerebro se apagaba al igual que mis sentidos.

—¿Qué?, ¿cuándo fue la primera vez que le sucedió?—me acomodó de modo que mi cabeza quedará en sus piernas. Él seguía con los cariños en mis greñas.

—Fue cuando les conté a mis padres mi aspiración por la música—suspiré y cerré mis ojos.

—¿Quiere contarme, Hyung?

—Fue cuando almorzabamos en casa...

Hace unos años:

Mi madre me arrebato mi MP3, que compre con mi propio esfuerzo, junto con mis audífonos.