Agobiada en los estudios.

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La alarma sonó a las 5:00 de la mañana del sábado. Este día Mía no iba al trabajo, pero era uno de sus días más ocupados: era el día de estudiar. Desde la mañana hasta la noche iba a estar en la Universidad. Mía de un brinco se levantó, hizo una breve oración y encendió la luz de su habitación. En la pared de su cuarto estaba escrita una frase en latín que decía: "Primum non nocere". Ese era su lema personal como médico.

Al terminar de alistarse, fue casi corriendo a la cocina, y con unos huevos hizo un par de tortillas francesas, les agregó queso y algunos vegetales. Mía era versátil para la cocina, tenía buen gusto y no perdía su figura.  Después de comer, dejó una nota a Antonia en la cocina, lavó los trastes, y se fue silenciosamente.

Mía tenía un pequeño Mazda Demio, ella y Antonia eran auto-suficientes, ambas tenían coche, y habían trabajado y ahorrado juntas desde su juventud hasta cumplir su meta de mudarse juntas por un tiempo; hasta que ambas se casaran y se separaran. Tenían un año viviendo juntas y siempre estaban en constante contacto con sus familias, de hecho no estaban tan distanciadas de ellos. Mía normalmente no utilizaba el auto para ir al trabajo, solo para la Universidad, le gustaba caminar, además el trabajo era más cerca y ella ahorraba más al frecuentemente tomar transporte público. Salía a las 6: 30, aunque su clase empezaba a las 8:00, quería evitar el terrible tráfico que se hacía en las mañanas, a partir de las 7: 30.

Mía llegaba al aula unos minutos antes que el maestro y se ponía a leer el legado de Hipócrates. El maestro entró con su traje cuadriculado y su enorme corbata azul, tenía un largo bigote y sus canas cubrían el 90 % de su cabeza, era el Doctor Roberto Membreño, de unos 45 años y todo un profesional, era bien estricto con sus clases, estudió medicina en Argentina, se especializó dos veces: Otorrinolaringología y Neurocirugía.

-Buenos días, llegas temprano como siempre, aún primero que el maestro-Apuntó el Doctor Membreño.

-Sí, usted sabe, evito el tránsito.

-¿Qué libro estás leyendo ahora?

-El legado de hipócrates.

-Veo que te gusta aprender de todo Mía, a penas terminas The inmortal life of Henrietta Lacks y ahora pasas a Pedro García Barreno , y aún mantienes la segunda mejor nota de esta clase.

Mía no poseía la mejor nota del curso porque tenía una rival, bueno realmente Mía no era una persona competitiva, pero Rebecca Rodríguez la consideraba su rival, sin malos sentimientos, amistosamente, solo que Mía inspiraba en ella la oportunidad de ser mejor, los demás estudiante eran buenos, pero no tanto como estas dos.

Cuando ya todos estaban en el salón, y durante la clase, pasó lo siguiente mientras  el Doctor Membreño enseñaba:

-Ser médico es más que saber usar el Estetoscopio o ser otorrinolaringologo es más que saber usar el otoscopio-decía el Doctor Membreño-. Como solemos hacerlo,  haremos una práctica, quiero que ustedes se vayan preparados para ser solicitados en Rinología como los mejores de este país- el Doctor Membreño tenía altas expectativas de sus estudiantes.

En el salón de clases había una maqueta de las partes principales de la nariz y los senos parasenales. Llamó  a un estudiante y le dio un espéculo nasal. Le dijo que observara dentro de la nariz y pronosticara las enfermedades, lesiones y posibles soluciones. El estudiante un poco nervioso solo pudo identificar un problema y una solución. El maestro llamó a Mía al frente y le dio la misma instrucción.

-Noto cierta inflamación en los senos parasenales doctor-aducía Mía- y al tener secreción nasal y cierta inflamación en la nariz pronostico Rinitis alérgica. Podríamos hacerle una Resonancia Magnética de senos parasenales, para hacer un diagnóstico más conciso.

-Excelente Mía-respondió el Doctor Membreño-ahora siéntate y quiero que Rebecca descubra el resto del problema.

Rebecca se paró, y rápidamente descubrió una fractura en el tabique nasal y sugirió una Septoplastia. El Doctor Membreño rápidamente pidió un aplauso para los que se habían parado.

-Muy buen trabajo, entonces  para la próxima semana , quiero que estudien el libro de cirugía Maxilofacial, las partes de la práctica, son unas 100 páginas, sé que me preguntaran porqué estudiarlo, pero deben tener un conocimiento amplio sobre la materia, hagan sus maquetas de la cara y nariz o cómprenlas, como quieran,  pondremos en práctica lo que aprendan con sus trabajos, pueden reunirse en grupo o hacerlo individual.  Este trabajo tendrá un valor de 15 puntos para este último cuatrimestre. Pasen feliz resto de la semana- terminó el Doctor Membreño.
Al salir del aula Mía se topó con Rebecca,  y ésta le invitó a cenar con ella, generalmente ellas no comían juntas, pero eran amigas. Fueron a pie, a un restaurante cercano, también les acompañaron Maritza y Lourdes, dos compañeras de clase y amigas más cercanas a Rebecca.
-Hey no sé si notaron al tremendo papacito que está en cardiología-decía Lourdes.
-Por ese tipo me enfermo del corazón para que me lo sane-sumó Maritza.
-¿Hablan de Víctor Goico?-preguntó Mía.
-Sí, ese mismo, estas dos están que se le salen los mocos por él,  pero prefiero a Ricky el que está en Anatomía, él se ve más vivo-argumentó Rebecca.
-Los de Anatomía están "anatómicamente descalificados"-. Respondió Maritza riéndose.
-Sí, no sé que pasa pero la mayoría de ese grupo son flacos-. Añadió Lourdes.
-Tampoco tienen que ser cultiristas-dijo Mía sonriendo.
-No sé, pero siento que nosotras somos un grupo de perdedoras que no tienen éxito en las ralaciones- exclamó Rebecca.
-Habla por ti misma, mi amor, yo ya tengo lo mío-respondió Maritza.
-Y yo estoy saliendo con Kenneth, él es poco interesante, pero me gusta el azul de sus ojos-añadía Lourdes-aunque aun no me pide ser su novia. ¿Qué de ti Mía te noto un poco callada? Seguro te lo tienes bien escondidito.
-Yo todavía. Déjame terminar la especialidad.
-¡Ay Mía que selibato! Yo con ese Doctor Jones no estaría sufriendo mi soltería-. Dijo Rebecca quien conocía al Doctor Jones, ya que era un renombrado médico.
-Bueno ya. Cambiando de tema drásticamente, ¿cuándo nos reuniremos para estudiar la clase?-preguntó Mía.
-¿Quieres estudiar junto a tu rival Mía? además ese libro ya lo leí.
-Mía, sí me gustaría, pero esta semana iré unas tres veces al Play a ver el partido de pelota, es que Kenneth es bien seguidor del equipo amarillo.
-Yo puedo cualquier día después del trabajo ya sabes mi horario.
-Está bien, cuadraremos eso en la semana, llámenme.
Después de la cena, Mía llegó al apartamento a las 11 de la noche y de una vez, buscó aquel libro y empezó a darle una revisada. Notó que Antonia aún no había llegado. Estudió como una hora, y escuchó unos murmullos y risas  que provenían de la puerta en el exterior de la casa, "ha de ser Antonia" pensó. Al acercarse escuchó las risas de Antonia mientras se besaba con Erick, su novio, "ya es hora de que te vayas" susurró Antonia y Mía escuchaba del otro lado, "No quiero ¿porqué mejor no me dejas entrar y me quedo otro rato? Mía seguro ya está dormida" dijo Erick. "Ya conoces la reglas de nuestra casa, así que, adiós" lo despidió Antonia dándole un beso y entrando lentamente, "sabes que eso me tortura, pero ya pronto será, ya verás" decía Erick al irse. Mía rápidamente fue corriendo al comedor y simuló seguir leyendo:
-Hola amiga, ¿qué haces despierta a esta hora? Por favor ya deja esos libros y vámonos a dormir.
-Necesito leer 100 grandes páginas,  y hacer una maqueta, no puedo desaprovechar el tiempo.
-Y tampoco puedes robarle horas al sueño,  y eres médico, así que debes seguir mi consejo.
-Está bien, no te ganaré, dejaré esto para mañana: mi día libre.
-Mañana reposarás un poco, me dejarás los oficios a mí y dormirás más.
-Gracias amiga, por tu cuidado. ¿Cómo te fue con Erick?
-Todo bien, aún esperando su propuesta, quiere comerse el pastel antes del cumpleaños pero no lo permitiré.
-Sí, pude escuchar algo...
-Ah... con que me ¨brechabas¨- decía sonriendo Antonia- ya vas a ver, te la verás conmigo, negra. Por cierto muchas gracias por la tortilla francesa, estuvo deliciosa.
-De nada, ¡ya! A dormir, rubia desteñida.
-Una tregua Mía,  hoy no quiero pelear.
-¿Y eso? Me extraña.
-Es que se acabó mi pasta y ya sabes, tendré que pedirte de la tuya-. Ambas se rieron mucho y después de prepararse se fueron a dormir.





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⏰ Última actualización: Nov 06, 2018 ⏰

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