1 - Nuevo Mundo

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Era el año 2167.
Época de primavera en el desierto de california, el vivo sol calentaba los amplios vacíos hasta los 45°c, donde el polvo y la arena volaban como una ardiente brisa.
Carreteras fantasma, transitadas por un casi nulo numero de conductores, reducidos a 1. Abbie McKinzie cruzaba esta llanura como una recolectora de chatarra del viejo mundo. Siempre acompañada de su fiel Dok, un bóxer miniatura muy tierno como agresivo, que cargaba con una mochila de interesante inventario, algunas herramientas y la nunca olvidable ballesta de presión de Abbie.
Las feroces llantas brincaban todas las rocas al paso, haciendo del viaje un divertido paseo por el parque. Haciendo saltos entre risas y ladridos este par se divertían.
-Que pasa chico?, No te gustan los saltos?- dijo ella en tono de juego a su mascota, quien solo respondía con su profunda y ruidosa respiración de lengua.
-Hoy será nuestro día chico. Ya veras, esas piezas de aeroimpulsador sónico serán todas nuestras. Hoolligan nos pagara mucho por ellas. Jaja- termino con una risa a doble silaba, típica de un vaquero.

El mundo había cambiado, todo era totalmente distinto. Con los avances tecnológicos que llegaban como la luz, la extrema contaminación, los grandes conflictos mundiales que terminaron con la derrota de todos los gobiernos en la 3ra guerra mundial. El aun intacto impacto nuclear en Europa y su nube de gas aun en forma de hongo. Y miles de muertes sin contar en todo el mundo, dejo a este casi despoblado, creando nuevas legiones que aprovechaban de lo que podían para poder sobrevivir.
Abbie era una recolectora de la legión 11 de la estación de radio 78.9. Su única labor era encontrar materiales para poder fabricar objetos y mecanismos funcionales para vender o aprovechar.

Cerca de las orillas del desierto se encontraban los magníficos restos de la armada avanzada de América. Robots enormes, Auto-deslizadores sónicos, múltiples láseres de alta potencia, entre mas chatarra de la guerra. Eso era lo que se veía, un botín, que aun oxidado, costaba muchísimos créditos en el mercado moderno. Ese era el propósito de Abbie y Dok ahí.

-Ya vamos a llegar amigo- exclamó con una sonrisa de oreja a oreja. -Ya puedo oler el gas de ese combustible solido fundido en plutonio. Seremos ricos...- decía cegada por su botín, -...compraremos una nueva camioneta con tracción de salto, un remolque para los dos y una ballesta de presión móvil compacta!- decía entre dientes hasta que escucho un triste suspiro del can,-Ay como eres, claro que compraremos carne hasta para un año; ¡JAJA!-

Un inoportuno golpe de la rueda delantera derecha se escucho. Al ir celebrando a carcajadas, Abbie no vio una enorme jabalina de acero reforzado en la arena que pincho la llanta dejándola inútil.

En un abrir y cerrar de ojos, la arena subió por la rueda hasta hacer una perdida total del auto. Cómo si de una escena de de derrapes se tratara, el camión se balanceó sobre la arena. El golpe rompió el tubo del liquido de frenos, lo que hacia aun mas predecible el accidente. La camioneta dio vueltas en dona hasta que se estampo de lleno contra una antigua tanqueta de la armada. -Qu... Que paso..?- fue lo ultimo que Abbie dijo antes de caer dormida por el golpe fuerte, sintiendo la caricia de la sangre y sudor que corrían desde su frente.

Unos débiles pasos se acercaron al auto. El cachorro después de horas, al escucharlos despertó. Por instinto, defendió el vehículo ladrando e intentando atacar. Pero eso quedo solo como una burla, pues un solo movimiento de mano del intruso frente al can fue suficiente para domarlo por completo.
El perro amistoso, siguió los pasos del desconocido, quien firme seguía adelante a alcanzar a Abbie.
El can comenzó a respirar profundo mientras observaba los raros movimientos de manos que hacia el extraño, y como de las yemas de sus dedos se desprendían unos hilos blancos que desaparecían al tocar a la chica. Las líneas espectrales acariciaban el rostro de ella, inyectándose en su piel creando un brillo en su paso.

Un pequeño pestañeo se vio en Abbie, quien lentamente abrio los ojos para a primera vista escapar sorprendida del extraño. -Qui... Qui... Quien eres tu?, que haces e... en mi camioneta?- fue lo que dijo ella al ver a su héroe desconocido.
En un abrir y cerrar de ojos la velocidad del chico alcanzo los labios de ella, quien por la velocidad y el repentino beso que el le dio se quedo sorprendida. En un movimiento igual de rápido, Abbie golpeó en el pecho al chico, dejándole a ella unos segundos para escapar. Abusando de los cortos instantes que el golpe le dio para escapar, huyo sin dirección en medio del yermo.

En su pronta respuesta, recordó a su fiel amigo, quien no la acompaño en su escape. Confundida vio como su perro estaba siendo mimado tiernamente por el desconocido; en un grito volvió a cuestionar, -Quien eres!?-.
Al no recibir respuesta, confundida por la reacción de su mascota, se acerco de nuevo al auto, para sentarse en el sillón a ver al desconocido.
-Parece que no te tiene miedo- dijo ella con el seño fruncido mientras recargaba su mejilla en su mano, con el codo sostenido en su rodilla.

-No es por ser grosera, pero, Quien eres?- Volvió a preguntar.

El chico, a plena vista, se veía confiable, aunque diferente a lo acostumbrado a ver en el paramo. Vestía una camisa blanca a juego con su pantalón blanco. Criticando su atuendo se podía ver algo que no entraba en situación, no llevaba calzado alguno. Llevaba los pies desnudos, pisando la caliente arena, sin si quiera mostrar síntoma de dolor por ello. Su cara al escuchar la pregunta daba señales de que no comprendía de que le estaban hablando. Como un instinto común, sus labios se movieron y su cuerdas vocales hicieron un esfuerzo. -No... No s...-

Avergonzado de su intento, devolvió una mirada tímida al perro. -Así que... No sabes quien eres?. Ja! Pareciera que ni siquiera sabes hablar. Pierdo el tiempo contigo. -

-No... No pued...- Fue lo ultimo que salio de la boca del chico.

-No puedes hablar?, JA! Lo supuse, estas mal de la cabeza-

Cabeza. Fue la palabra detonante para poner en acción al recién llegado, quien sin dudar tomo fuerte de la muñeca a la recolectora forzandola a voltear. Un gesto de dolor salió de la boca de la chica al ser tratada sin delicadeza en un momento desprevenida. Al girar, su vista se quedo clavada a la del chico, quien, curiosamente, tenia ojos de color plateado.

-Que está... Pasando..?- Dijo ella quedando inmóvil con la vista aun el los plateados iris. Los hilos blancos nacían de nuevo de la mano del chico insertándose en la piel de la muñeca de Abbie. La tenia a su merced como si de un títere se tratase. Sin dudarlo, el chico nuevamente unió sus labios a los de ella. El extraño beso comenzó a brillar frente a los ojos de la asombrada chica, quien aun estando inmóvil, su consciencia y su mirada seguían activas. Poco a poco los labios de ambos se separaban dejando un haz de luz blanco creado por los mismos hilos luminosos, solo que esta vez, unían sus bocas.

La movilidad de la chica se recobro de un momento al otro, dándole la oportunidad de vuelta de soltar un golpe. Un golpe que encesto en el pecho del atrevido desconocido. Sonrojada y sin saber que sucedió, comenzó a gritar -Porque!? Porque haces eso!? Deja de hacerlo!, es raro y no se debe hacer- .

-Lo lamento... Lo tenia que hacer para interactuar- Dijo, con una voz fluida y nítida, que dejo perpleja a la pelirroja.

-Si podías! Puedes hablar maldito infeliz!- respondió con la cara aun mas roja que su cabello.

-Espera, el beso, el beso lo hizo-...

•••

El planeta tierra. Un lugar hermoso. Un punto de admiración sin lugar a duda para aquellos que lograron ver al sistema solar desde la comodidad de la gravedad 0 en el espacio.
Una bella esfera que mezclaba los colores azul, marrón, verde y más, dejando perplejo a cualquier pintor. Un sitio digno de turismo espacial dentro del amplio universo por su destacable fauna y flora. Por sus variados climas y biomas. Y su siempre estable atmósfera de cielo azul compuesta de oxígeno y nitrógeno.
Un páramo hermoso, que solo queda en la memoria de algunos, y en pocas imágenes que rondan dentro de los archivos para la historia.
La última gran guerra que vivió la tierra devastó y arrasó con todo. Enormes ciudades desaparecidas en su mayoría. Masiva destrucción de hábitats y medio ambiente protegido elimino a una enorme parte de las especies animales y florales, dejando casi extinta la población general de vida en el planeta.
Sitios de guerra se transformaron en deshuesaderos y chatarrerías magníficas, que en ciertas partes aún poseían la capacidad nuclear suficiente para alimentar de energía poblados cercanos. Zonas radioactivas que se volvieron el hogar para nuevas especies animales que se adaptaron y evolucionaron para sobrevivir en esas condiciones.
La falta de vegetación provocó un aumento catastrófico de temperatura a nivel global, convirtiendo la mayoría del territorio en secos desiertos.
La toxicidad en algunos países era tal que el aire era imposible de respirar, quemaba y consumía tus pulmones casi al instante de haber inhalado cerca.

Y aún así, los culpables de dicha desgracia, los altos mandos en las naciones, se encontraban a salvó, en silos autosustentables escondidos de la civilización, dándose aún después de terminar con la tierra, una vida de lujos y fortunas...

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⏰ Última actualización: Oct 22, 2022 ⏰

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