Mil años sin mí [Sakura] ☆

Capítulo II

Mire el techo metálico, esa cosa debe estar hecha de titanio para aguantar todos los golpes de Gaara...

— ¡Estúpida! — grito Gaara — ¡Déjame en paz!

Le respondería si pudiera y por mí fuera me iría, sentía que estaba muriendo, mis parpados estaban pesados, mis pulmones fueron perforados por Gaara, me siento como una muñeca rota incapaz de juntar sus partes o en este caso regenerar mis heridas pero era consiente que mi cuerpo estaba reaccionando ante el peligro y se cerraba la mayor parte de heridas, mis pulmones no podían curarse debido al gran trozo de concreto que atraviesa mi pecho.

— ¡Estúpida niña vete de donde no te llaman! — gruño Gaara, su voz era gruesa para la de un niño de 10 años. Seguro no es Gaara quien habla, sino el ser que está dentro de él, no sé a ciencia cierta que es o quiénes son, los científicos no me dan información de ello.

Tome aire, todo lo que podía... ósea casi nada, con la poca fuerza que tenía intente quitar el pedazo de concreto insertado en mi pecho, el concreto se destruyó, eso sí me sorprendió, mi fuerza era descomunal para una persona que estaba a punto de morir. Me pare como pude o estaba en eso hasta que Gaara me tomo de la cabeza y me estampo contra la pared.

— Tienes mucho ego como para decirme niña siendo tú también un niño — un hilo de sangre salía de mis labios — No me gusta la violencia, pero hare una excepción contigo por ser un cabeza hueca.

— ¿De qué ha... — no deje que acabara la oración, le di un puñetazo en la costilla, mas bien fue un intento pero lo alejo cinco metros de mí.

Estaba arrodillado en el suelo recuperando al aire.

— ¿Estas bien? ¿Te golpee muy fuerte? Lo sien...

— ¡Al fin muestras tus verdaderas intenciones!

— ¿De qué hablas? — espete — Fue en defensa propia, estaba a nada de ser una masa muerta por tantos golpes que me das, además según la Unión de las Naciones y Países Libres, articulo 158, inciso 4, apartado A, no puedo ser condenada porque fue en defensa propia y...

— ¡Patrañas! — grito a todo pulmón. Estaba listo para correr en mi dirección y arremeterme pero no se lo dejaría fácil, si el modo pacifista no funcionaba con él tendría que hallar otra forma.

— Es verdad — suspire — Solo déjame ayudarte, eso es todo.

Gaara no me escucho y se lanzó para arremeterme, lo esquive a duras penas, mis pulmones se curaron pero tenía pedazos de concreto, el piso estaba destrozado, no podía correr libremente.

— Déjame ayudarte, te lo imploro, antes que de ellos vengan y será peor para ti, por favor...

No me hizo caso e intento golpearme, la mayor parte de sus golpes los esquive pero algunos me daban de lleno, me causaban heridas graves y por lo tanto mi velocidad bajaba. Estaba preocupada por él. Con Sasuke me tomo dos sesiones, y cuando no pude en la primera intervinieron los soldados y ellos son despiadados, hasta ahora me da pesadillas recordar lo que le hicieron a Sasuke. Aunque no conozco de nada a Gaara, no quiero que pase por lo mismo, siento que solo necesita tiempo, el dolor que emana es profundo, lo siento... tanto como si fuera mío.

Mientras seguíamos peleando, las puertas se abrieron, rogaba a todos los dioses si es que había uno, y si hay uno espero que me escuche...

— Que no sean ellos, que no sean ellos... por favor... — maldigo mi suerte, en la entrada estaban parados Hidan y Kakuzu.