Llamemoslo así

parte uno

Escribí poesía sobre cada rincón de mi existencia,
Si, en cada hebra de cabello,
Sentada sobre el pavimento humedecido,
En los párpados de los viejos amores,
En los surcos enrojecidos que dejaron mis uñas
sobre la espalda de quien duerme a mi lado,
En cada dedo besado,
En los troncos a la orilla de rio,
En la arena del desierto,
En las alas de un cuervo
Y hasta en el tablero del auto abandonado
Que está a la entrada de mi barrio.

Escribí, escribí de Lorca, de Khalo, de Marquez y de Becquer.
Escribí nuevo y viejo,
Un poema mil veces
Y de mil poemas uno solo.
Escribí porqué mis dedos hormiguearon
Pero se detuvo, y dejé.

Dejé por meses o por años,
Ni siquiera me di tiempo de ver cuanto tiempo pasaba.
Lo dejé por dolor y remordimiento,
Por falta de aplausos y flores,
Porque cayó el telón y creí que era para siempre,
Ni siquiera me quedé a ver que se abría para el siguiente acto.
Y aquí estoy, jalando de nuevo las cuerdas,
Mirando como corre la cascada roja hacía ambos lados, para empezar de nuevo.