Capitulo Único

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Antarct, con cuidado y lentitud intentaba que las trizaduras se unieran bien, mientras que la gema de piernas ágata le veía atenta. Había corrido un poco más rápido de lo común intentado imitar uno de los movimientos de su compañera, pero los resultados eran evidentes ante la casi perdida de una mano y una pierna.

-No muevas tu cara Phos, ya casi termino aquí.- El puchero que había salido sin darse cuenta provocó que una de las rupturas de su rostro se abriera, exasperando a la gema que apenas podía con un trabajo al que aún no se acostumbraba bien.

Movió los ojos en forma de disculpa y se dedicó a ver a su 'médico' temporal. A veces no creía el cuerpo intacto del 'guardián del invierno', era como si fuese tan fuerte como Dia o, quizás un poco menos, como Bort. Los tres puntos de dureza que habría escuchado por ahí, de no sabe donde, no se notaban en absoluto y aquello le daba un poco de celos.

Antarctice era absurdamente fuerte en comparación a Phosphophillyte, incluso teniendo una diferencia negativa en su resistencia, era notable el manejo de habilidades y la experiencia de ambas. No, más bien, era profunda la diferencia de ambas personalidades, era obvio que el guardián del invierno era mucho más persistente y no era un idiota en absoluto.

-¿De qué te ríes?

-Solo pensaba que a pesar de todo eres alguien muy gentil Antarct.

El bufido de su compañera denota sus deseos de golpearle, pero sabe que no lo hará, no con el trabajo que significa volver a unir las piezas.

Cuando fue el turno de sus manos no pudo evitar acordarse de la inexistente enciclopedia que había abandonado por allí, aquella que mantenía en sus brazos intentando de ser algo de utilidad, realmente era ingenuo y no dudaba de que aun no lo era, pero al menos algo 'bueno' tenía.

-Puse demasiado, maldición.

Aunque todavía dependía de alguien para reparar sus errores.

Una vez terminado el trabajo y con Phos luchando por mantener abiertos sus ojos se sentaron bajo la luz de una paciente medusa, sin decir nada, sin que alguna pregunta saliera de la boca de la más joven.

-¿Realmente está bien?- Aunque no pudo evitar quebrar el silencio como siempre.

-¿El qué?

-Ya sabes, que yo sea quien te acompañe, siento que no hago nada.

Sus ojos ahora le observaban 'Ya te lo he dicho ¿no?'

–Bueno, es una gran pregunta, ya que no haces prácticamente nada, excepto estorbar.

-¡Hey!

-Pero...

La protesta quedó atrapada en sus labios cuando sintió la expectante mirada del otro.

-Bueno no importa.

-¡¿Eh?! ¿Qué ibas a decir? ¡Vamos, continua!

.

Al final acabó rendido en su habitación dejando todo el cansancio de lado por unos segundos, mañana se encargarían de más glaciares después de sacar los montones de nieve alrededor de la escuela 'maravilloso', probablemente solo podría sacar un pequeño montón que a la hora de compararlo con el de su compañera...

Se sentía distinto pensar en las Amatistas, la palabra tenía emoción, pero ahora se sentía de alguna manera más genuina, los entrenamientos y el compartir una dureza similar era algo que siempre deseó, un cariño comparable al que le tenía a Cinnabar o a Sensei.

Le gustaría seguir así por un tiempo, quizás así acabaría volviéndose una compañera confiable y se volvería fuerte sin necesitar 'quebrarse' de nuevo.

...
...

Dorado caía desde sus ojos cuando despertó. Ah había dormido de nuevo, se estaba haciendo algo habitual últimamente. Ordenando los cabellos azules con una mano, limpió la aleación que se había colado por la perla artificial. Hoy sería el día prometido así que se apresuró a salir de su habitación en cuanto se levantó, al lado de un decepcionado Antarc unos casi olvidados ojos verde esmeralda le observaban con tristeza.

-No me vean así.

Volviendo a escribir después de un gran mal rato.

Una vez, en un sueñoWhere stories live. Discover now