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"¿Cuándo has visto que las brujas de los cuentos terminan con los príncipes? Eso jamás pasa.. Siempre terminan igual todas, solas. "

Una voz desconocida pero a la vez una de las pocas que hubiese podido distinguir entre la multitud del mundo resonó en sus oídos, jamás olvidaría aquellas palabras, ella era una bruja y era cierto, no sabía si por malvada, pero si por extraña y solitaria ¿Quién querría estar con un monstruo como ella? Era como aquellos relojes de porcelana, todo el mundo parecía estar interesado en el exterior inmaculado, en la silueta perfecta pero pasaba frente a sus ojos sin verlo el hecho de lo dañada que estaba, lo inservible que era ese reloj, y que por más hermoso que fuese su aspecto, no tenía arreglo, había dejado de funcionar inexorablemente, sus tuercas permanecían enmohecidas y oxidadas completamente apagadas y sin oportunidad de funcionar ¿o quizás sí? ¿Sería acaso posible que el reloj comenzara de nuevo su lenta carrera contra el tiempo? ¿Qué volviese a andar? Miles de preguntas llenaban su mente, ninguna parecía tener respuesta, muy en el fondo por más a gusto que se hubiese sentido al llegar a Corea sabía que tarde o temprano algo saldría mal, y en efecto había tenido razón, no sabía cómo interpretar el hecho de saber que él había regresado, no sabía que creer, sentir o pensar, su conciencia la miraba bajo sus gruesas gafas de montura negra esperando verla recobrar la compostura, por más difícil que fuese todo, jamás podía mostrar expresión alguna. 

Se obligó a sí misma a reconectarse con la realidad y dejar sus cavilaciones para después, debía al menos encontrar la salida del hospital sin hacer tanta algarabía, no sabía dónde había dejado a su pobre hermano pero tan rápido como podía bajaba las escaleras de caracol contando de forma regresiva mentalmente para poder llegar a planta baja, justo cuando sus pies rozaban el piso anterior a la salida fue interceptada por poco cayendo en el suelo de bruces por un extrañado, sorprendido y sobretodo protector Alexei.

- ¡Me tenías tan preocupado! ¿Cómo pudiste irte así Olive? ¿¡Que pasa contigo?! – La gruesa voz de Alexei resonó a lo largo de todo el pasillo de emergencias, se acercó a su hermana para abrazarla hasta casi lograr asfixiarla .- No vuelvas a hacer eso.. Me preocupaste Lili ¿Quién es ese chico? – Beso repetidas veces su cabeza tomando su rostro con ambas manos acariciando con suavidad las rosadas mejillas de la pelinegra.

 -.Es Taehyung An.. ¿Qué no escuchaste? Tae, mi amigo.. mi.. – No pudo terminar la frase sintiendo como su labio inferior temblaba con ligereza, miles de recuerdos amenazaban con hundirla de nuevo en el obscuro abismo de la tristeza y aun peor, del pasado. A su vez, Alexei al escuchar bien el nombre del joven abrió mucho los ojos, no había entendido del todo la escena anterior y su mente hasta justo ahora lograba recordar quien era ese chico, porque su mirada le pareció tan conocida al verlo entrar al consultorio, era aquel niño paliducho coreano de ojos inmensos que tantas veces jugo con su hermana en el circo, que la visitaba año tras año mientras ambos dejaban poco a poco la niñez, y también, el culpable de la principal desgracia de su hermana, y de toda su familia. Apretó sus puños con suavidad sin soltar a Olive, muy en el fondo sabía que no era un mal muchacho, y más importante aún, el eslabon tan importante dentro de la vida de su hermana, el tornillo que faltaba para ese reloj interno que ella aseguraba tener.

 - ¿Ahora entiendes? – Murmuro Olive intentando mantener la cordura y que sus piernas no volviesen a desfallecer, quería huir lejos al otro lado del mundo donde ella era tan feliz, maldijo para sus adentros el día en que sus padres le dieron la noticia que debían mudarse a Corea, no tenía más a donde ir.. En París ya no quedaba nada, su instituto, sus amigos, su hogar, todo había desaparecido, se obligó a pensar que todo se debía a una razón, y principalmente no demostrar ninguna emoción ni siquiera aun para con su hermano, Alexei asintió sin decir nada tomándola de la mano para terminar de bajar el tramo de escaleras que los separaban de la salida, justo al llegar a las inmensas puertas de cristal la figura de Taehyung cubrió su salida, su rostro estaba totalmente desencajado, sus manos parecían temblar con suavidad, sus inmensos ojos avellanados miraban alternativamente a Olive y a Alexei y a kilómetros se podía escuchar su corazón latiendo desbocado, Alexei arrugo su rostro cruzando sus brazos encima de su pecho atreviéndose a romper el silencio, sentía el pequeño cuerpo de su hermana esconderse con ligereza atrás de él, su cuerpo emanaba una emoción tan intensa que no sabía distinguir si era beneficiosa para ella o por el contrario, perjudicial. 

Votre existence  est l' arte. Kim TaehyungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora