SHE ➸ Ross Lynch [#2]

Three.

Bajo del avión y me dirijo a recoger mis maletas.

Wow.
Realmente es agotador pasar todo un día en un avión.

Cuando iba al aeropuerto de LA para viajar solía oír comentarios de personas que viajarían a Australia y decían cosas como: "es estresante pasar 24 horas en un avión", "no quiero meterme a ese avión por 24 horas", "espero que no me estrese mucho allí" y más comentarios similares a esos.

Pero jamás creí que iba a ser realmente estresante.

Tomo mis maletas y salgo del aeropuerto de Australia.

Mierda.
Debí haber traído a Ryland conmigo.
Él siempre sabe donde tomar los taxis y a donde ir.

Demonios.
Él siempre sabe que hacer.

No tengo ni la menor idea de dónde tomar un taxi y mucho menos sé en que hotel me quedaré.

Desbloqueo mi móvil y busco si hay alguna red wifi libre.

Con mucha suerte llego a encontrar una.
Abro el navegador y busco hoteles en Australia.

Minutos después, me llega un mensaje de Ryland por WhatsApp.

Lo abro rápidamente y leo:

"Encontré un hotel en Australia (Sydney) en el que te puedes quedar, es este: Pullman Quay Grand Sydney Harbour. Tomas un taxi afuera del aeropuerto y le dices el nombre del hotel, pero de todas maneras te mandaré la dirección. De nada :D"

Termino de leer el mensaje y Ryland me envía un link con la dirección del hotel.

Oh, Dios.
¿Qué haría yo sin Ryland?

Le respondo con un: "gracias" y luego guardo mi móvil en el bolsillo trasero de mis jeans.

Tomo un taxi y en menos de 15 minutos llego al hotel.

—Hola, ¿en qué te puedo ayudar, cariño?

Ruedo los ojos.
¿Es enserio?

—Una habitación.

Ella mueve el cabello con exageración.

Bufo.
Lo que desagrado de las mujeres es que coqueteen conmigo de una manera muy común; es decir, tocarse el cabello, morderse el labio inferior notoriamente, etc.

—Claro, guapo. Tenemos habitaciones con...

—La más simple que tenga.—La interrumpo, siendo algo cortante para darle a entender que no me interesa en lo absoluto hablar con ella.

Ella frunce el ceño.
Y seguido de esto una pelirroja camina hacia nosotros.

En esos segundos me puedo dar cuenta de que la pelirroja lleva una placa en su blusa que dice: "supervisora".

—Deja de querer ligarte a los clientes, Karen.—Dice la pelirroja.

Así que Karen...

—¿Por cuántas noches? Por cada noche son 700 dólares.—Me dice la pelirroja.

Asiento y busco mi billetera en mis jeans para luego entregarle el dinero.

—¿Podrían darme la clave del wifi?—Pregunto.

Karen asiente rápidamente.