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Tiró fuertemente de los cordones de sus botas de montaña sintiendo la presión en su pie. Se levantó enérgicamente, cogió su chaqueta gruesa, que le abrigaba lo suficiente para los días frescos. Por último, colocó su mochila cargada con los distintos objetivos de su cámara en su espalda.

—¡Mamá, me voy! —gritó a todo pulmón para que su madre llegara a escuchar.

Salió corriendo de su hogar con una sonrisa ocupando su rostro. Saludó a su vecinos, que ya sabían donde se dirigía; todos los vecinos conocían el amor del chico por la fotografía, la mayoría ya habían sido fotografiados por él. Tenía su propia página donde subía su trabajo, incluso había sido contratado en varias ocasiones por las personas del barrio para sesiones de fotos. Sabía que era difícil vivir de la fotografía, pero ese fue su sueño desde que era pequeño, su madre al principio no veía salida a la pasión de su hijo, pero con el paso del tiempo aceptó su sueño y le apoyó.

Los dos temas favoritos de Junhoe eran; la vida cotidiana, y la naturaleza.

Este último, podía ser explotado al máximo. Dado que vivían rodeados de fauna, era una pequeña ciudad rodeada de bosque, en donde la población principalmente se movía por el centro, pero como él muchos vivían a las afueras.  

Ese mismo día se dirigía al bosque, en busca de una buena toma. Un día a la semana se iba a explorar los alrededores, observaba los enormes árboles y a los animales salvajes, capturando imágenes preciosas.

Se subió al coche de su madre aparcado en frente de la casa. Una vieja furgoneta, que a pesar de que, el sonido que emitía no era muy confiable, la pintura estaba desgastada y tuviera una abolladura en su costado, todavía realizaba bien su función.

Condujo al ritmo del country, cantando sus canciones favoritas mientras los árboles se veían pasar a través de la ventanilla. Un paisaje que él amaba.

Decidió alejarse un poco más de lo habitual para así tener más posibilidades de encontrar algo nuevo y fascinante. Aparcó en una pequeña explanada de tierra cerca de la carretera. Sacó la cámara de su funda y la colgó de su cuello, después puso de nuevo la mochila en su espalda, preparado para empezar con su tarea.

Empezó a seguir el camino de tierra que se adentraba entre los árboles, observando con todo detalle, fascinado como siempre por la belleza de la naturaleza. Los rayos del sol se colaban entre las hojas dando un efecto hermoso. Buscó el mejor plano para tomar la fotografía. Lo revisó en la pantalla, sonrió orgulloso por el resultado obtenido.

Pasó una hora, no se había alejado mucho del inicio del camino, pero ya había tomado unas muy buenas fotografías. El paso siguiente, pasarlas al ordenador, editarlas y elegir la más apropiada para su página.

Cuando iba a dar la vuelta para regresar al coche sus ojos chocaron con un ciervo pastando a unos metros. Tragó saliva apreciando a la maravillosa criatura que se encontraba no muy lejos de él.

Colocó su ojo frente al visor. El sonido del disparador alertó al ciervo, este levantó su cuello y sus orejas inmediatamente. Junhoe se mantuvo quieto, esperando que el animal no huyera. Las largas y finas patas del mamífero se empezaron a mover, alejándose. Salió del camino para seguirlo, caminó unos minutos detrás de él. Debido a su concentración y determinación, tropezó con algo que provocó que cayera en el duro suelo. Levantó los brazos para salvar la cámara, por lo que su cara se dio de lleno con la tierra.

Escuchó como su objetivo salía corriendo por su torpeza. Levantó despacio su cara, dado que la tierra estaba seca no se había manchado mucho. Escupió varias veces para quitarse el sabor de boca que tenía. Se sentó para revisar que su cámara no había sufrido daños. Suspiró aliviado al ver que estaba intacta y en perfecto estado, no como su rodilla que dolía como el demonio. Si algo le llegara a pasar a su cámara no se lo perdonaría jamás, fue un regalo de su madre, se gastó mucho dinero en ella a pesar de su situación económica.

THE BOY [Junhwan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora