Desde Tierras Divinas - El Aprendiz Zamas

164 27 34
                                    

+-Capítulo 1-+
\==========/

   Medita. Mecen, leves corrientes de viento, al pasto del terreno, y a su cabellera.

  —Zamas.

  —Señor Gowas, ¿ha pasado la hora?— asiente el dios supremo, el aprendiz se le aproxima.

  —Y bien, ¿tienes resuelto tu interior?

  —Sí, ya me siento preparado para continuar con sus enseñanzas.

  —Zamas— llamó, severo: el aprendiz se mostró atento, con algo de preocupación.

     Le sonrió: —vas por MUY buen camino.

  —Oh, gracias señor— hizo una reverencia, manifestando cierta alegría.

  —Ven— y Gowas se dio vuelta, se dirigieron al templo.

     Detrás, caminaron varios metros, y saliente la figura de un árbol en el horizonte esmeraldino:

     Gowas se agachó, escarbó un poco en la tierra con su mano, y se levantó con un puñado de tierra, piedras y bichos.

  —Quiero que te fijes bien— a continuación:

     Gowas se situó bajo la sombra del árbol, uno muy enlongado hacia el cielo. Zamas miro largamente, atento a su maestro, intentando adivinar de qué se trataba. De un instante a otro... su mirada distraída y pensamientos, fueron cortados:

  —Ahora, dime, ¿a quién le das prioridad?, a mí, al árbol de frutos o a estos bichos que recogí en mi mano, ¿qué seres excluirías como dios, para no ocuparte de tantos?

  —Ummh— pensó Zamas, aún un poco confundido —a usted, usted es un dios, su presencia es indispendable ante los otros seres.

  —No!

  —Eh, entonces...

   —Lo que debe priorizar un dios es el orden y la armonía de todo, y evitar ver por un ser determinado... porque toda vida es importante— vuelve con Zamas, mientras éste asimilaba sus palabras.

  —Mira— le acerca su mano con tierra y bichos.

  —Es, esos seres, tienen su pequeña pero vital función... *incomodidad*.

  —Así es!, estos bichos viven en parte gracias a seres microscópicos que contienen en sí... estos bichos tienen la labor de preparar la tierra y hacerla fértil.., tierra fértil para que broten las semillas...

  —Semillas que darán plantas, con frutos que a la vez alimentarán a otros seres— continúo Zamas.

     Gowas se le reveló, contento:

  —Zamas, captaste muy bien mi mensaje, me alegro de tí.

  —Gracias, yo le agradezco los métodos que se da para demostrarme lo que no suelo ver.

  —Zamas, no olvides mis palabras... estoy satisfecho con tus avances, y la apertura que tienes para aprender, sin cerrarte... en ocasiones, ya siento que estoy ante el Supremo Kaiosama que serás.

     La expresión de Zamas se volvió en emoción, pero discreto, intentó ocultar su alegría:

  —*reverencia*.

  —Vayamos al templo, ahora quiero que te concentres una vez más antes de llegado el atardecer.

     Zamas, luego no lo camufló más, mostró una sonrisa. Gowas sentía que era el perfecto, el aprendiz más idóneo, en su contestación; pasaba a pensar de un instante a otro en Zamas, inclusive, ocasionalmente, le contemplaba desde metros en su concentración, no le cabía la idea de que fuera otro, él, Zamas, era el aprendiz, el ser perfecto.

 Gowas sentía que era el perfecto, el aprendiz más idóneo, en su contestación; pasaba a pensar de un instante a otro en Zamas, inclusive, ocasionalmente, le contemplaba desde metros en su concentración, no le cabía la idea de que fuera otro, él, Z...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

     Zamas cerró sus ojos, y sonrió un poco más, observado por Gowas.

--««)•~•)) ••|~|•• ((•~•(»»--

     ¿Qué camino estará tomando la historia?, soy -I3et- , me interesaría recibir sus opiniones, y por ahora, ¿se ve interesante?, sigan leyendo que prometo mucho más!

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Mar 08, 2018 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

ZAMAS: Mi Humano PerfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora