La suerte siempre se acaba. . .

Capítulo 2

Ariel era un ángel enviado a los brazos de una pareja felizmente casada, vivían en Luisiana, Estados Unidos. Ella era especial, y no solo por el hecho de ser un ángel, ella era estudiosa, algo friki y tímida; por eso le hacían bullying en el instituto. Al principio pasaba de ellos pensando que se cansarían y le dejarían en paz, pero no. Cada vez el bullying iba a peor y cada vez más gente se lo hacía.

Su mente adolescente empezó a tontear con la mente, empezo a tomar un pastilla para dormir, Somníferos. Un día tomaba uno, otro día dos, otro tres, . . .

Parecía que no funcionaba. Ya no sabía que hacer, hasta que se tomo un bote de pastillas entero. Esta vez sus padre llegaron más pronto de lo normal y cuando la encontraron ahí, tirada en el suelo, llamaron corriendo a una ambulancia. Esta llegó en poco tiempo dado que vivían cerca del hospital. Al llegar al hospital la llevaron directamente al quirófano a hacerle un lavado de estómago urgente.

Fueron pasando los meses, y si antes le hacían bullying por ser diferenfe ahora también la trataban de suicida. La joven ya no aguantaba más y durante un viaje de sus padres al pueblo vecino, Ariel fue al cuarto de baño, quitó la cuchilla de afeitar de su padre, abrió el agua y puso la bañera, fue al cuarto a cambiar su ropa por un albornoz y una vez la bañera estaba lista, Ariel entro al baño y cerro la pierta con pestillo. Se quitó el albornoz que la tapaba y se quedo mirandose al espejo, pero no era como solía ser, ahora parecía una carcasa vieja, una mueca sin vida.

Cojió la cuchilla y se metió en la bañera, se corto las venas y dejó desangrarse.

Un año después Ariel observaba,desde el cielo, como sus padres se habían mudado y ahora tenían otra niña, Carla le decían. Ariel solo podía sonreir, mirar y . . . ayudar.