Memorias de un Prisionero

20 de Agosto

"No te vas a olvidar...te espero en el restaurante...te amo..."

Esas fueron las últimas palabras que ella me dijo.

No puedo creer que todo eso haya ocurrido ese mismo día...Ese día en el que creía que todo estaba saliendo como lo planeaba, era perfecto para poder pedirle matrimonio a mi novia.

Yo trabajaba como constructor civil, hacia el mejor esfuerzo para conseguir dinero suficiente para poder mantener a Emma.

Yo no quería que ella trabajara, quería que se concentrara en los estudios de la universidad.

Yo la amaba mucho, yo habría echo lo que sea por ella. Por eso siempre era muy cariñoso, y casi nunca teníamos conflictos.

Ese maldito día, fue el que derrumbó todo lo que había construido con mis propias manos...

Había terminado de trabajar, habíamos concluido que nos juntaríamos en el restaurante a las 8:00 p.m.

Ya eran las 7:20, así que estaba un poco atrasado.

Fui a mi departamento me bañé, y saqué un traje nuevo que había comprado. El lugar en donde comería con mi novia era muy elegante, así que tenía que ir bien presentado.

Mire el reloj y ya marcaban las 7:48.

Tome un ramo de flores que había comprado, además del estuche en donde contenía el anillo, lo más importante de aquella noche. Salí rápidamente y pedí un taxi.

Me sentía un poco nervioso y a la vez ansioso, ya quería saber su respuesta y ver lo hermosa que se había puesto para mi.

Estaba seguro de ella habría llegado primero, ella siempre era puntual.

Al llegar al restaurante, no se escuchaba casi nada de ruido, me refiero a gente conversando o a platos y cubiertos sonando.

Ví a unas tres personas desconocidas salir de allí.

"No entres ahí..."

Me dijo uno de ellos.

No pude escuchar las otras palabras, ya que se alejó de inmediato.

Solo lo ignore y cruze esa puerta...

...Nunca lo debí hacer...

Ahora estoy aquí...encerrado, destrozado...Hace mucho frío aquí.
Lo más deprimente es que sé que nunca voy a salir de aquí, y que nunca les daré a Emma esas lindas flores.