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Me despierto sumamente asustada, con todo mi cuerpo sudado y mi respiración acelerada. Generalmente tengo pesadillas, pero está en particular me deja, la mayoría de las veces, muy perturbada y hoy fue peor. Pues la mujer gorda con mirada oscura decidió hablar y eso no me hace ninguna gracia.

Comienzo a respirar hondo para poder calmar mi respiración mientras me siento en la cama amarrando mi largo pelo rubio en una cola alta. Como tengo muchas pesadillas mi madre opto por comprar un pijama para cada día porque para ella era más fácil eso a tener que llevarme a terapia. No podría aguantar las críticas de las demás madres si su hija necesita un terapeuta para dormir mejor.

Por tanto, hoy, tengo el del día martes. Es a rayas celeste y blanco, para nada divertido. Es que ella quiso hacerse cargo de esas compras y la verdad ya no pierdo tiempo en contradecirla.

En unos años me iré de casa a estudiar y podre ser feliz haciendo lo que quiera con mi vida. Desde comprarme un pijama hiper colorido y de niña hasta comer lo que quiera en cualquier momento.

— ¡Lis a desayunar! ¡Apúrate que tienes muchas cosas que hacer hoy!

Si. Esa que grita como una loca es mamá.

Ella cree que hoy tengo clases y además debo ir a ballet, piano y violín. Y digo cree porque hace meses deje de lado esa rutina para poder hacer algunas cosas que me gustan como patinar, baile contemporáneo y vóley. Lo arregle con papá, el sol de la familia en ese aspecto, para que ella no se entere.

La verdad que si se entera no podré seguir con mi vida básicamente. Me pondría en penitencia y me obligaría a tomar esas clases que ella tanto ama acompañándome. Aunque eso haga que no pueda hacer sus tareas correctamente.

Pero por ahora no se enteró y no pienso ponerle carga energética a algo que no sucedió todavía.

Ese es el trabajo de Lupita.

Mi hermana mayor por unos 3 años que de seguro está a punto de irrumpir en mi cuarto para retarme por mi tardanza mientras yo me cambio con los ojos cerrados y lentitud extrema.

— No puede ser que todos los días sea lo mismo, no tengo porque llegar tarde a mis clases de francés porque tu no quieres abrir los ojos para cambiarte. Apúrate porque en serio no quiero tener problemas con mamá.

— Si si, ya lo sé. Porque de seguro ese sería el fin del mundo ¿no? — me levanto mirándola con mi mejor cara de meh, que para quien no lo entiende es el Emoji con cara de insatisfacción y molestia hacia la situación. Como desinteresado.

Ella suspira furiosa y se va caminando rápido hacia la cocina dejándome por fin en paz.

Prosigo con mi tarea de colocarme el uniforme del colegio y preparar el bolso con las cosas del día.

Realmente no puedo comprender su afán por hacer feliz a mama en todo, obviamente amo a mamá feliz, pero hay cosas que uno debe decidir por uno mismo. Lupi vive con nosotros y estudia economía porque a mama le pareció lo más lógico, aunque ella siempre haya querido ser profesora de gimnasia o criminalista. Espero la haga muy feliz la decisión de mi hermana porque conmigo no va a tener la misma suerte. Si estoy segura de algo en mi vida es de no querer ser una frívola abogada como mamá. Y si sigue con esa idea sobre mí, que siga soñando.

Mientras pienso en las diferentes formas en las que ella me gritara cuando se entere voy probando que sería mejor colocar primero en el bolso para que todo quepa de manera estratégicamente bien, no obstante, se cruza nuevamente por mi consiente la imagen de la mujer de mis sueños.

Hace años me asusta su presencia en mis sueños, pero jamás había hablado. Jamás había escuchado su voz y permítanme decirles que fue aterradora. No por su sonido, sino por lo que provocó en mí. Fue una sensación tan abrumadora que no me es posible describir. Pero si puedo decirles que no quiero que vuelva a suceder.

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