Luna de octubre

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Aquí la dosis de feels que todos necesitamos, especialmente para celebrar el cumpleaños del hombre más maravilloso del mundo. Espero que lo disfruten y no olviden los pañuelos.

952 palabras

Summary: Rápidamente, los días se convirtieron en semanas y las semanas en meses, y el día que tanto había temido finalmente llegó. El cumpleaños de Erwin. El primer cumpleaños luego de su muerte.

Rápidamente, los días se convirtieron en semanas y las semanas en meses, y el día que tanto había temido finalmente llegó

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Rápidamente, los días se convirtieron en semanas y las semanas en meses, y el día que tanto había temido finalmente llegó. El cumpleaños de Erwin. El primer cumpleaños luego de su muerte.

Levi no tenía ánimos de nada y, sinceramente, si no despertaba ese día estaría más que satisfecho. Desde la muerte de Erwin, lo único que le daba un motivo para levantarse era su recuerdo y la promesa que le había hecho, pero ese día en particular no encontraba fuerzas por ninguna parte.

Se había preparado durante meses para ese día y, sin embargo, ahí estaba él, acostado en una cama demasiado grande, demasiado fría, envuelto en sabanas que hacía mucho habían perdido el aroma de Erwin, negándose la vista del soleado día que se miraba por la ventana, justo como a Erwin le gustaba. Todo le recordaba a él, todo el tiempo, pero ese día en particular era mucho más doloroso que todos los demás

Aún recordaba a la perfección la primera vez que festejaron ese día, cuatro años antes, cuando Erwin le confesó que le gustaría volver a festejar su cumpleaños. Levi había pensado que era un tanto egoísta querer festejar su nacimiento cuando todos a su alrededor morían uno tras otro, pero pronto entendió que esa era exactamente la razón. Erwin no quería celebrar su nacimiento, quería honrar la memoria de aquellos que le habían mantenido con vida un año más.

A partir de ese año, siempre pasaban sus cumpleaños juntos. Ambos se tomaban el día libre y salían a caminar por los alrededores. Hablaban de cualquier cosa y, llegada la tarde, se sentaban bajo algún árbol y bebían hasta quedarse dormidos. Era una celebración sencilla, pero devolvía un poco de vida a sus corazones.

Esas noches, Erwin solía decirle que las lunas de octubre eran hermosas, las más bellas de todo el año, y Levi coincidía, pues había algo en ese pálido brillo que acentuaba la facciones de Erwin de una forma casi celestial. Erwin le besaba, le hacía suyo a la luz de la luna, y sólo por esa noche no importaba nada más, eran sólo dos personas que se amaban y se entregaban a ese amor.

Levi nunca pensó que llegaría el día en que pasaría ese día sólo, así como tampoco esperaba que doliera tanto. Había pasado cada día tratando de engañarse, convencido de que estaría bien, jurando que su ausencia no le dolería. Pero todo fue mentira. La ausencia de Erwin ese día dolía como si el mundo entero hubiera decidido posarse sobre él.

Su cuerpo dolía. Su corazón también. Y había llorado tanto mientras dormía que su cabeza iba a explotar. Pero el recuerdo de Erwin y los momentos que habían pasado juntos no le dejaba volver a dormir. Por su recuerdo, para honrar su memoria, para celebrar el tiempo que habían compartido, Levi decidió que debía levantarse. Iba a salir de la cama y volvería a ese lugar donde siempre festejaban, bebería en su honor y le recordaría. Aunque nadie más lo hiciera, aunque nadie lo recordara, él se encargaría de mantener vivo su recuerdo en su corazón.

Se levantó, se dio un baño y se vistió tan elegante como pudo, perfecto para una ocasión especial. Como cada año, tomó una botella de vino tinto, un par de copas y algo de comida, y se fue sin despedirse de nadie, seguro de que ya estaban más que acostumbrados a su ausencia. Tal vez nadie recordaba que era el cumpleaños de Erwin, pero quienes lo hicieran no se sorprenderían por su ausencia.

Se había encontrado con Hanji al salir, incluso pensó que haría algún comentario fuera de lugar o le molestaría al notar sus intenciones, pero ella sólo sonrió con tristeza y le deseó un buen día.

Al llegar, Levi se sentó en el mismo lugar de siempre, sirvió ambas copas y bebió el vino de los dos en soledad mientras recordaba a Erwin. Cada una de sus expresiones, sus ojos, su sonrisa, sus labios, su voz, sus caricias, sus consejos... todo cuando le recordaba a Erwin, todo lo que era, estaba seguro que nunca sería capaz de olvidarlo.

Sin darse cuenta, bebió casi toda la botella. Sin darse cuenta, había comenzado a llorar de nuevo, en silencio, ahogándose en el licor y la pérdida. Se sintió más sólo que nunca, tan perdido...

Siempre pensó que sus ojos estaban secos, que nunca volvería a llorar no importaba lo que pasara, pero había estado equivocado. Las lágrimas que corrían lentamente por su rostro le recordaron que aún podía sentir dolor y, al mismo tiempo, le dieron la tranquilidad de saber que nunca más volvería a sufrir. Sin Erwin, ya no le quedaba nada más.

Al final del día, cuando el cielo comenzaba a tomar colores más oscuros, Levi fue capaz de admirar la Luna en todo su esplendor, tan grande y brillante que casi podía tocarla. A Erwin le hubiera encantado. Erwin. No importaba el día o la situación, Erwin siempre estaba en su mente.

Levi miró a la Luna con tristeza, preguntándose en silencio cuánto tiempo más sería capaz de soportar esa soledad abrumadora. Cuántos años más tendría que beber sólo hasta que el dolor finalmente lo consumiera por completo.

—Feliz cumpleaños, Erwin. —Susurró mirando a la Luna, que ya se encontraba en su punto más alto, mientras elevaba su copa hacia el cielo.

Dondequiera que estuviera, Levi estaba seguro de que Erwin estaba brindando con él, regalándole una de sus encantadoras sonrisas. Si cerraba los ojos y se concentraba lo suficiente, incluso podía sentir sus labios sobre los suyos, susurrando un "te amo" justo antes de besarlo. Si se concentraba lo suficiente, se sentía un poco menos sólo.

Drabbles EruRi de OtoñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora