Dime que no, que no estoy sola.

Capitulo 1 - El comienzo de todo.

Aria era una niña inocente, una niña querida por todas las personas que la conocen, era una niña alta para su edad, una de las mas altas de su clase, cosa que la encantaba.

Teniendo ocho años, todo comenzó a cambiar. En su nuevo curso, segundo de primaria, había tres niños nuevos: uno era argentino, Bruno, otro búlgaro, Driss y un repetidor, Mario. Desde el primer momento este y Aria se llevaban mal y eso que apenas se conocían. Ella y su mejor amiga Effy eran inseparables y se pasaron la media hora del recreo hablando del argentino, ya sabéis era el típico rubio con ojos azules con el asento de por allá. Ambas se habían pillado por él pero ninguna se dió cuenta de ello. Todo en el colegio era normal, era genial. Las dos amigas hablaban genial de Bruno y hablaban fatal de Mario. Pero un día, al llegar Aria a casa, todo era diferente, su madre estaba llorando, su padre más cariñoso de lo normal, y sus hermanas, bueno, sus hermanas pasaban de ella, como siempre. Fue a hablar con su mamá para ver si todo iba bien, -Si cariño, todo bien, he visto una película triste y me he emocionado- le dijo la madre sonriendo a su hija, ella era pequeña si, pero no tonta, ni estaba ciega, algo habia pasado de verdad.

Desde ese día, las discusiones en su casa eran mas frecuentes, en las que solo se podía dar a entender que el padre era un cabrón y el resto de la familia era la víctima.
 Aria solo quería desaparecer, no era fácil ver como los dos te decían: ''No le creas, está mintiendote'', no era fácil estar en medio de los dos, no era fácil ver como tus hermanas te decían que fuiste un accidente, así por así. Ella solo quería escapar asique convenció a su madre para que la apuntara a clases de Artes, para poder desaparecer del nuevo infierno que era tu casa.

El primer día en clases particulares fue genial, hasta que pasadas dos clases, un nuevo miembro se daba a conocer:

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