Libertad

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No lo soportaba más, no podía soportar más las críticas y burlas por parte de mis compañeros de clase y el rechazo que me transmitían mis padres.

Cogí una chaqueta y el teléfono; y salí de casa.

Me dirigí al acantilado de las afueras de la ciudad esperando que él estuviera allí...y así fue.

-Sabía que no me fallarías- dije con un tono suave acercándome por su espalda.

Él simplememte estaba ahí, mirando el inmenso mar azul, iluminado únicamente por la luna llena que había esta noche en el cielo.

-No puedo fallarte, ahora no- contestó él girándose y colocándose a escasos centímetros de mi.

Me acerqué lo suficiente y lo abracé, podía notar cómo el corazón le latía a mil por hora.

Nos mantuvimos así durante minutos.

Él se separó de mi unos centímetros y me cogió la mano.

Nos miramos a los ojos y pude ver como una lágrima recorría su mejilla.

-¿Estás seguro de qué quieres hacerlo?- le pregunté agarrándole la otra mano.

-Nunca he estado tan seguro de algo- respondió mientras sentía cómo apretaba mis manos.

-¿Y qué pasará con tu familia?- le volví a preguntar.

-¡Me da igual mi familia, sólo me importas tú!- contestó y pude ver como de sus ojos empezaban a salir más lágrimas -Jake, sólo te quiero a ti, quiero ser feliz contigo para siempre-

Nos acercamos y nos fundimos en un largo y apasionado beso.

Nuestro último beso.

-Bueno...allá vamos- dijo Mike y me cogió de la mano.

Nos acercamos lentamente hasta el final del acantilado.

Cuando llegamos al filo del abismo nos detuvimos y nos miramos por última vez.

-Nunca olvides que te amo- fueron las últimas palabras que dijo.

Miramos al vacio, y ahí nos dimos cuenta de que no había vuelta atrás.

Sólo un salto nos separaba de la libertad.

Sólo un salto nos separaba...de la felicidad.

No hay vuelta atrásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora