Al intentar apartarlo, no pude. Mis manos, estaban atadas y comencé a llorar desesperada. Sollocé y él, intentó besarme.
—¡Ayuda! –grité.
—Esperé... este momento ayer durante todo el día. Pero... apareció esa maldita niña –comentó y gruñó.
Pero cuando cerré los ojos para esperar mi triste destino, el peso de su grotezco cuerpo desapareció. Al abrir los ojos, me encontré con la niña frente a mí. Parecía sana, sus heridas estaban aún vendadas. Pero su mirada, causó escalofríos en mí.
—Niña... ¿te sientes bien? –quise saber y ella asintió, se acercó para liberar mis manos y suspiré de alivio. Al girar el rostro, observé perpleja que Carlos estaba muerto en contra la pared —¿Cómo...?
—Hay que irse –anunció y negué.
—No podemos salir, por la nieve –susurré y ella se giró soltándome de manera brusca.
—Te llevaré con mi padre –comentó y la observé sin entender –Yo... ahora tendré una nueva madre.
Confundida, la seguí. Mis pasos se volvieron inestables, hasta que me topé con ella. Avanzamos durante todo el pasillo. Llegué corriendo al lugar de comunicaciones. Al llamar descubrí que el maldito mentiroso no había avisado. Lo suponía.
—Mierda...
Luego avisaron que ya estaban por llegar.
—Hay que irse –susurró y la observé dubitativa –Vámonos.
—No puedo irme contigo. Además... estas herida y... —respondí y ella quitó el vendaje lentamente de su brazo. La observé perpleja. Nunca había presenciado una curación tan deprisa.
Tuve que dar un paso atrás, para saber si estaba viendo algo cierto.
—¿Cómo...? Es imposible.
—En sus mentes, las cosas son imposibles –murmuró. La manera en la que hablaba, parecía una mujer mayor. Pero era tan solo una niña pequeña, o eso aparentaba.
—¿Q—qué eres...? –pregunté sintiéndome aterrada y me dio una sonrisa grande.
—Ya lo verás, cuando... te lleve con papá –comentó y me negué a avanzar. Pero me sostuvo con fuerza –si no vienes, te asesinará. Conmigo estarás a salvo –anunció y la observé perpleja –tienes mi olor.
—Me... bañaré.
—Eso... no funciona así –comentó arrugando la frente, y de pronto se rió divertida –eres graciosa. Además me has salvado. Mi padre... tendrá que ablandarse.
—¿A—ablandarse? –cuestioné y pronto llegamos a la salida. Ella asintió y salimos, me envolví en una campera canelón y ella, en un saco de adulto.
—Sí. Odia a los humanos, los asesina sin piedad –demandó y abrí la boca sorprendida –no te preocupes.
—Ahora... si quiero preocuparme. Pero... siempre fui una persona con la mente abierta pero esto... es demasiado. No eres humana. Ninguna persona podría curarse tan rápido y...
—Me atacó otra manada. Al ser la única sucesora del Alfa, me raptaron e hirieron. Soy fuerte, porque la sangre Alfa corre por mis venas, pero no contra veinte –explicó y detuve mis pasos.
—¿Te atacaron en grupo? –quise saber aterrada y ella asintió.
La seguí.
No sabía porque lo hice. Pero mis pasos persiguieron el pequeño cuerpo, sin detenerme. La nieve, estaba molesta apenas podía mirar el camino. Pero la niña sostuvo mi mano con una fuerza, que jamás ví.
No me soltó nunca. Tampoco cuando casi me resbalé hacia el acantilado.
—Con cuidado –me regañó y asentí aún temblorosa.
—No tienes.. la edad que aparentas ¿cierto? –pregunté, estábamos en una coAilín repleta de nieve. Habían muchos arbustos y pinos alrededor. Ella se detuvo, me soltó.
—No. Claro que no. Pero... crezco despacio.
—Oh... —murmuré y ella siguió dando pasos. Era como si bailara, sonreí porque se veía preciosa, magnifica. Podía jurar escuchar una canción, al ritmo de sus pequeños pies. Sus risos, colgaban de su cabello y rebotaban contra sus hombros.
Llegamos hasta el borde de un precipicio y la observé temblorosa.
—Salta –ordenó y negué.
—¿Qué? ¡Moriré!
Ella rodó los ojos, y me dio un empujón ¿Así terminaría mi vida? Asesinada por una niña, aparentemente no humana. Mis lágrimas se amontonaron en mis ojos, pero se deslizaron en el sentido del viento.
Esperé la caída, contra las rocas filosas. Pero no fue así, sentí algo suave debajo de mis rodillas pero aún no abría los ojos. Al hacerlo, encontré un colchón de plumas. Fruncí las cejas sin comprender.
—A las presas se las arroja así, para que lleguen enteras –explicó la niña y me quedé sin habla. Avanzamos y la plataforma se cerró. Era como un lugar subterráneo, o eso pensaba pero que equivocaba estuve.
Frente a mí, se abrió un paisaje oculto. Era una obra de arte. Lleno de planas que jamás había visto. Habían niños corriendo por doquier, la niña no soltó mi mano en ningún instante.
—Me llamo Yeseraye –comentó y la observé perpleja. Muchas "personas", me observaban con curiosidad. Se acercaban y alejaban. Otros, olfateaban mis manos y se sorprendían señalando:
—Humana ¡Humana!
Avanzamos hasta una enorme mansión. Habían casas, parecía un sitio completamente alejado y de fantasía. Pude notar otra entrada hacia el bosque, aquello me sorprendió.
—Vamos, padre nos espera.
Al ingresar, la puerta se cerró y quise salir huyendo. Me giré sobre mis talones, pero la niña me sostuvo con fuerza. Suspiré y giré el rostro. Avanzamos, aunque yo estaba decidida a desaparecer.
Sentía miedo. No tenía idea que me encontraría. Además, ella dijo que mataba humanos. Subimos unas escaleras en silencio.
Hasta que llegamos frente a una enorme puerta azul. Ella dio un golpeteo, la puerta se abrió frente a nuestros ojos. Ella corrió a los brazos de alguien.
—¿Qué haces aquí humana? –preguntó con voz ronca y sumamente áspera. Parecía esa voz de monstruos en las películas. Presionó mi cuello con su mano, tenía al parecer garras. Me quedé de piedra, cuando la luz le dio a su rostro, descubrí a un hombre precioso.
Tenía el cabello ondulado, tal cual Yese y su rostro era perfecto, parecido a Brad Pitt. Sus ojos eran azules y sus labios sumamente carnosos. Nunca había sentido mis mejillas tan rojas como en ese momento.
—Hueles a sexo, quieres copular –dijo sin tapujos. Abrí la boca sorprendida y sumamente avergonzada, mierda.
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Papá traje una humana
RomanceUna enfermera encuentra a una niña congelada en el exterior de su hospital y la rescata. Después de atenderla, descubre que la pequeña tiene un don mágico que le permite curar heridas y predecir el futuro. La niña la lleva a su manada, y se desarrol...