|| estornudos

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—¡Achú!

—Ya van diez en menos de media hora, enserio detente. —se quejó DongYoung, el compañero de piso y mejor amigo de Chittaphon, mientras arreglaba un bolso con algunas de sus pertenencias.

—No pue- ¡Achú! —no alcanzó a terminar la oración porque un estornudo volvió a atacarlo. —¿Dónde vas?

—Me iré a casa de YoonOh por unos días, sabes que no puedo soportarte cuando estás resfriado, pareces mujer embarazada. Además, no quiero contagiarme. —respondió cerrando el bolso.

—¡Pero no me puedes dejar aquí solito! ¿¡Cómo sobreviviré!? —exclamó el tailandés con un puchero en sus labios, levantándose del sofá donde se encontraba para aferrarse a la pierna de su amigo impidiendole el caminar.

—No te dejaré solo, llamé a alguien que te cuidará muy bien. —dijo DongYoung, anticipando la mala reacción del contrario ya que odiaba ser visto por los demás cuando estaba resfriado, incluyendo a su novio.

—¿Por qué lo hiciste si sabes que no me gusta? ¡Eres- Achú- de lo peor! —cambió su tierno puchero por un ceño muy fruncido que dejaba a la vista su enojo. —Por lo menos dime que no llamaste a TaeYong... ¡Kim DongYoung, dime que no!

Segundos después sonó el timbre indicando la llegada de la persona que cuidaría a Chittaphon. —Lo siento, demasiado tarde.

El pelinegro soltó el agarre de la pierna de su amigo y corrió a esconderse tras del sofá para que TaeYong no lo viese en aquellas condiciones. Escuchó pasos acercarse que luego dieron espacio a la voz de su novio.

—¿Dónde está Chittaphon? —hubo un silencio tras la pregunta que el mismo aludido interrumpió accidentalmente.

—¡Achú! ¡Mierda, malditos estornudos!

—¿Qué te he dicho de las malas palabras, Tennie? Ahora ven a saludarme porque ya sé que estas ahí. —luego de las palabras del peli rosa, Ten (como lo apodaban sus cercanos) salió de su escondite y se lanzó a los brazos de su novio, de todas formas ya no podría impedir que este lo viera resfriado.

—Ugh, ustedes dos me dan diabetes. —dijo DongYoung al ver el cariñoso abrazo que compartían sus amigos.

—¿Y tú? Ya es hora de que des diabetes junto a YoonOh. Mejor ya vete con él, conejito, que yo me quedo aquí cuidando de Chittaphon.

—No te metas en mis asuntos, algodón de azúcar. Y más te vale que cuides a Ten, ya sabes que es algo complicado. Adiós. —DongYoung se despidió y salió del apartamento, dejando finalmente a la pareja sola.

Estuvieron un buen rato sentados en el sofá compartiendo mimos y besos, hasta que Ten entre estornudos le pidió que fueran a la habitación. Una vez ahí, ambos se recostaron en la cama acurrucados con las mantas, Chittaphon en medio de las piernas de Taeyong.

—¿Por qué no me llamaste, amor? Pude haber venido antes a cuidarte.

—Porque no quería molestarte. —respondió Chittaphon quien, gracias a la posición, estaba muy relajado y casi durmiendose. —Además, no quería que me vieras así, con mocos y mala cara.

—Tú nunca serás una molestia para mí, Tennie. Y te amo así, con mocos y todo incluido. —dijo TaeYong besando su frente.

—Yo también te amo, Tae. —esta vez el nombrado besó los labios de Ten y luego comenzó a acariciarle el cabello, logrando así que este cayera dormido en sus brazos.

DongYoung le había dicho que Chittaphon era realmente difícil de manejar cuando estaba resfriado, pero mirándolo así, con los ojos cerrados y respirando suavemente, parecía un verdadero ángel. Esa era definitivamente la imagen que TaeYong quería tener el resto de su vida grabada en su corazón.

¡Achú! ✿ TaeTenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora