4

4.2K 259 10
                                    

La claridad pega de lleno en mis ojos sensibles y me quejo cerrandolos al instante.

Gruño y me siento en la cama, que ahora caigo en cuenta de que es enorme, el cuarto tambien es enorme yyyy no es mío.

— Puta vida. — me quejo, al imaginarme donde estoy.

Mis ojos se mueven a la entrada al sentir el aroma de mi compañero y como se acerca rapidamente.

La puerta es abierta y mis ojos enfocan a Baltazar.

Veo como me escanea con sus ojos verdes y gruñe. Sus ojos se vuelven negros por completo y se que la bestia a tomado el control.

Me miro a mi misma con confusion y entiendo el porque ahora mi macho en estos momentos suelta aromaticos que me enloquecen.

La bata que tengo puesta es de seda y no traigo sugetador. Cubre muy poco mis bustos y mis pesones sin yo notarlo se han endurecido.

Siento una respiración en mi cuello y luego como una lengua recorre desde mi cuello hasta mi oreja.

Mi loba se agita en mi cabeza y me impulsa a treparme encima de él. Dejo de ser consiente de mis actos en el momento en que su mano agarra uno de mis senos y lo estruja. Tiro mi cabeza hacia atras y mi macho gruñe con fuerzas.

Escucho el sonido de una tela ser rota y se lo que es cuando sus manos me empiezan a recorrer completa. Piel con piel.

Mi loba gime y gruñe. Esta exitada y se que su lobo tambien.

Nuestros cuerpos comienzan a entrar en un calor infernal. Gimo cuando Baltazar atrapa uno de mis pezones con sus labios y los chupa con fuerzas. Me muevo contra él y escucho a su bestia gruñir, algo que me prende mas de lo que estoy.

Busco su boca y cuando nuestros labios se encuentran, el beso se vuelve desesperado, rudo, apasionado.

Sus labios son esponjosos, suaves y gruesos. Todos una delicia.

Rompo su camisa por la mitad y observo con fascinación las venas de su cuerpo. Venas negras y otras un poco mas claras que corren en todas las direcciones de su cuerpo.

Eso le pasa a cada macho que intenta no hacer suya a su compañera. Se esta conteniendo.

Agarro su cabello negro carbon y tiro de él hacia atras. Este gruñe enseñandome sus caninos y yo sonrío coqueta para luego pasar mi lengua por su garganta.

Subo hasta su boca y la saboreo con gusto.

Estoy empapada y se que mi macho y todo el que este cerca de esta habitación puede olerme.

Gruño cuando siento sus garras pasar por mi espalda desnuda. Me muevo contra él, sintiendo cuan duro y listo esta por y para mí.

Baltazar suelta un rugido cuando alguien llega frente a nuestra puerta y luego se escucharon los pasos alejarse rapidamente.

Eso pareció romper la burbuja porque se puso de pies rapidamente, tirandome a un lado y mi cuerpo lloró por eso. Me tape con las sabanas, sintiendome de pronto, estupida.

Observo la fuerte espalda de mi compañero. Como se eleva y como poco a poco las venas dejan de ser visibles.

— Vine para decirte las reglas de aquí.— Se gira hacia mi con el rostro neutro.— Aun no eres parte de la manada, por lo tanto, no puedes retar a duelo a ninguna hembra de aquí o podrias desencadenar una guerra en tu contra. Tienes que respetarme, obedecerme y bajar la cabeza con respeto ante mi presencia. Aquí tienes que ganarte las cosas y antes de ser mi compañera, mi alma y ahora una de mis mas grandes prioridades, eres una visitante. Tienes que ganarte el puesto para estar conmigo, para que yo te trate como mi mujer tienes que ser digna de ello. ¿Que eso quiere decir? Que primero tienes que convertirte en luna antes que nada.

Ama la bestia. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora