Dean:

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Estaba ahí, Dean, yo estaba ahí.

Estaba ahí cuando descubriste que Ruby, ya no era Ruby, y era Lilith la que ocupaba su cuerpo.

Estaba ahí cuando ella abrio las puertas y dio entrada a los sabuesos del infierno.

Y estaba ahí cuando las bestias invisibles rasgaron tu piel, y cortaron tu carne.

Yo estaba ahí Dean. Y lo ví todo.

Ojala no lo hubiese visto ¡Ojala! Por que ahora, cada vez que cierro los ojos, siento que estoy ahí.

Tus gritos, los gruñidos de los perros, el olor metalico de la sangre, y el llanto, mi llanto que se derrama sin permiso ante la escena. Yo, yo estoy quieta, quiero lanzarme contra las criaturas, o a tu lado para que me lleven contigo. Pero estoy quieta. No me puedo mover.

Perdón.

¡Perdoname por no haberte salvado, como tantas veces me has salvado tu a mi!

Tambien estaba ahí cuando Sam te llevó en sus brazos al impala. Fuí yo quien se hizo a tu lado en la silla trasera, y sostuvo tu cabeza inerte y fría en mi muslo mientras acariciaba tu rostro tratando de grabarme por siempre en la cabeza la textura de tu piel.

Y ahora. Ahora estoy aquí, manchando con lagrimas mi ultima carta para tí.

Te amo.

Nunca pude decirtelo, nunca fuí capaz de decirte la verdad, y tendre que vivir sabiendo que solo te besé tres veces.

La primera, cuando te conocí en aquel bar de mala muerte, tus labios eran suaves, muy suaves, y sabían a cerveza y a menta. Recuerdo haber pensado que aquel, había sido el mejor beso de mi vida, era subido de tono, y las lenguas y los dientes chocaban en una dulce batalla.

La segunda, cuando Sam murió, y tu vendiste tu alma al diablo. Fue un beso salado y humedo, eran labios y lagrimas -las mías-. Me abalanze a tus brazos al entender lo qua habías tenido que hacer para devolverle a Sammy su pulso. Lloré, y llore, hasta que con una dulzura deseperada y melancólica busque tus labios.

Y la tercera vez. La tercera vez fue anoche, antes de que Sam nos trajera a casa de Bobby, tu ya no respirabas, y tus ojos verdes miraban muertos y cristalinos el infinito, te besé, por que tenía que despedirme.

Dean, tu eres el unico que me conoce, el unico que me salvaba todos los días de mi misma ¿Y ahora? Ahora me ire contigo, solo debo poner está carta en el bolsillo de tu cuerpo (Sam se a negado a quemarte) y después, después debo acabar con todo.

-Laura.

Tres BesosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora