IV: Anacronismo

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Estuve un buen rato leyendo todas las notas que pude encontrar.

"Porque no te vas a llorar sobre los hombros de Larsson? Es lo unico que haces bien. No tienes nada mejor que hacer, fracasado"

Cada una era peor que la otra. A medida que leía las cartas, notaba lágrimas caer por mis ojos, ¿porque nunca me las mostró? Yo sabía más que nadie lo que se sentía ser una basura, pero el sólo me mencionaba lo típico, insultos, golpes leves de amenaza y reconocimiento de superioridad.

Estaba decidida, si ningún policía se haría cargo, debería reunir las pruebas para que este miserable pague por lo que ha hecho. Comenzando por mañana. Tomé el bajo de mi amigo y lo arrastre con pocas ganas hacia mi habitación. No soy una completa experta en esto, a diferencia de él, soy un asco, pero no creo que necesite clases. Estuve un largo rato, cantando, tocando los pocos acordes que recordaba de una canción. Se hacia tarde y deje el bajo en donde estaba. Tome una de sus remeras y la deje sobre mi cama. Fui a la cocina por algo de comer, solo habían restos de carne de la noche anterior. Lo serví en un plato y me senté en el sofá. Tenía demasiados papeles que guardar, firmar y demás.

Ya eran las cinco y media de la mañana. Estaba destruida. Mi cara, con los moretones y mis ojos rojos, por llorar. Ni siquiera fui a mi cama, solo me quede allí, en el sofá, intentando no dormir, hasta que el sueño gano.

-...hey, Ruby, ¿Por qué lloras? Estas conmigo, ¿lo recuerdas?"

Su suave voz retumbaba por alguna parte del lugar.

-¿T-Thomas? Porque, porque ocultaste esas notas...- Dije algo extrañada

-No tienes que preocuparte, no quiero verte mal. ¿Por qué no estas sonriendo, deberías hacerlo- dijo acercándose a mi con una agradable sonrisa

-Respóndeme, ¿Por qué lo ocultaste?

El solo se pegó a mí y se apoyó delicadamente sobre mis hombros, se quedo así por un rato. Pero al ver que no me respondia, lo levante de allí y miré su cara. No era el, su cara comenzaba a derretirse, asustada comencé a dar pasos hacia atrás, y el con una horrenda voz, repetía

"Fue tu culpa, pensé que estarías siempre, ¿Por qué no estabas? Terminaste siendo como TODOS, una maldita falsa. ¿Para eso me quisiste? ¿Intentaste tener a alguien para lloriquear y quejarte de tu estúpida vida? Eres un fracaso andante Ruby, debiste irte hace bastante, eso debiste hacer, I R T E, ¿PORQUE NO LO HICISTE? VETE AHORA"

Abrí los ojos con la respiración agitada.

Eran las once y diez de la mañana. Mi celular estaba sonando, era Grimm, ya tenia unas cuantas llamadas perdidas de ella. De mala gana, me levante del sillón y respondí. Básicamente, estaba gritándome porque llevaba varias horas sin aparecer. Muy calmada, respondí que en cinco minutos iba llegando y finalice la llamada.

Para vestirme, nunca uso cosas formales, así que robe un suéter de Thomas y use mis pantalones y zapatos de ayer. Hoy era el día que pensaba dejar de lado el trabajo y centrarme en meter al miserable tras las rejas.

Llegue a mi oficina, salude a Eleanor, quien no se veía muy contenta y me encerré en mi oficina.

Pase probablemente, casi medio día pensando en todas las posibles pistas y pasos que debía seguir para presentar.

Comencé por algo simple. Preguntas. Esa tarde iba a pasar a casa de William para hacer unas simples preguntas, pero probablemente terminaría mal, así que lo dejaría para más tarde. ¿Seguramente me infiltre? No lo se, es una posibilidad. A medida que pensaba, anotaba todo en un pequeño cuaderno que usaba como agenda. Hasta que escuche un golpee en la puerta, como era de esperarse, yo solo murmure "la puerta esta abierta" y un muchacho entro. Se trataba de Jude, un gran amigo mió, de pelo rubio, algo blanco y ojos verdes, verdaderamente atractivo.

Dearest LarssonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora