IX: Pistola

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Al pasar las horas, ya no había nada que hacer, pero aun faltaban otras tres horas para irme, decidí limpiar un poco mi escritorio. Cuando encontré un sobre de color azul pastel, en el que en la parte de atrás estaba escrito "por si te aburres mucho"

No tardé en reconocer esa letra. Tom. Lo abrí con el mayor cuidado que pude y dentro había una gran hoja perfectamente doblada. Lentamente la desplegué, vaya que era una gran carta. Esta era sencillamente hermosa, me partía el corazón leerla, pero eran todas las memorias que hemos tenido juntos, junto a varios chistes y cosas típicas de el. Quise llorar, pero me contuve, porque creía que no valía la pena. Dejé el sobre donde estaba, antes de que me dé un ataque de nostalgia o melancolía.

Estuve con una sonrisa terminando de ordenar el resto de papeles cuando de repente muchos gritos se escucharon, provenían de la entrada. La sonrisa se borro de mi cara al asomarme a la puerta para ver a Jude, apuntando con una pistola a Eleanor. Pero al parecer notó mi presencia, y comenzó a apuntarme, y con una voz rota, gritó:

-¿Te piensas que soy estúpido? Entraste a mi casa, ¿¡NO ES ESO UNA FALTA DE RESPETO!? QUE TE HAN ENSEÑADO MOCOSA INGRATA, AL MENOS TE EDUCARON QUIERO PENSAR. A NO SER QUE EL OTRO BUENO PARA NADA TE HAYA INFLUENCIADO ASI

Plagada por la rabia, le respondí:

-¿Y DESDE CUANDO ES QUE ESTAS TAN PENDIENTE DE MI VIDA? Estas mal de la cabeza, enserio.

El rubio comenzó a reír

-¿Mal de la cabeza? Te hice un favor gigante Ruby, contrate a William para que mate a Thomas, lo hice por tu bien.

Esa fue la gota que rebalsó el vaso. Sin miedo alguno y cabizbaja, me acerque a el.

-Favor te voy a hacer yo cuando te mande al hospital, psicópata. ¿Sabes lo que sufrí por el horrendo error que hiciste? ¿Lo que bebí, lloré, fume, me dañé? ¿Todo por un estúpido capricho tuyo? La bala aquí la mereces tú. Repugnante ser del infierno.

Jude quedo helado. En una voz muy baja repetía "Asqueroso" Hasta que apretó el gatillo. La bala paro en el brazo de Grimm.

En eso, alguien se acercaba al grito de "Lo lamento tanto" Cuando abrió violentamente las dos puertas de entrada. Era William. La pelirroja no decía nada, se quejaba del dolor, pero en silencio. Mi cabeza ya no estaba bien, no me sentía del todo cuerda.

Después de un largo silencio, el más joven habló:

-Esta en coma, no esta muerto aún.

Empecé a escuchar los ruidos de una patrulla, y cuando quise correr, sentí hierro en mi abdomen. El adolescente me había apuñalado. Como pude, lo empuje con toda mi fuerza, haciendo que se librara de mí y me dejara sola. Antes de correr, levante a mi amiga para poder salir de allí. No se quejaba, no hacía nada. Estaba petrificada. Aterrorizada.

Dearest LarssonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora