Acto 2

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Por fin llegó el día en que me presentaría en la Moncloa y le cantaría la cuarent al president. Catalunya debe ser independent, podemos prosperar sin la ayuda de España. Venderemos fuet, cava y postals de la Sagrata Familia.
Pensando en esto, me bajé del coche y me dirigí a la entrad de la residencia presidential, dond me encontré, sin prev aviso, un ser que parecía caído del ciel, un hombr que estaba para comérselo con pan tumaca. Su barb era sedosa como... como la seda. Me guiñaba el ojo con una sonrisa de orej a orej. Fue más hermoso que un sábado en el Camp Nou.
Me hizo pasar a la sala de entrevists, mirándome durante tot el camin con sus bellos ojs azuls. Estuvimos hablando un rat sobre Catalunya, pero en cuant se fueron las cámaras se acercó a mi orej y me susurró con una voz armonios: "¿Quieresh que te ensheñe mi habitación?".
El corazón me dio un vuelc. Unos instants después nos habíams escabullido de la prens y estábamos entrando en sus aposents, mientras él me arrancaba salvajement la ropa. Los botons de mi camis saltaron por tot la habitación, dejando mi pecho al descubiert. La hebilla de mi cinturón fue arrancát, dejando mi fuet a su disposició. Su barb me hacía cosquillas, sus fuerts mans me agarraban con firmeza... A la mierd Catalunya, ninguna fronter iba a separarme de ese hombr.

Tragicomedia de Marianito y PuigdemontDonde viven las historias. Descúbrelo ahora