Había noches, la mayoría en realidad, donde Kim Kibum era pulverizado en melancolía, y es que, a las dos de la mañana, en su cuarto de blancas paredes no podía hacer otra cosa.No podía hacer otra cosa que pensar en esa persona que aparecía en sus recuerdos.
El joven no sabía quién era ese ser, no recordaba. Pero sí recordaba lo cálido de sus recuerdos con él, porque lo que era seguro, es que era un hombre, si sus recuerdos no le traicionaban, era más alto que él y tenía una hermosa sonrisa, una que mostraba sus nobles sentimientos, pero el resto de sus rasgos eran ocultados en una neblina blanca.
¿Quién eres? Se preguntaba seguidamente Kibum, recordarle le hacía sentir en su hogar, y por eso, cuando se daba cuenta de que no estaba a su lado en ese lugar, le atrapaba un gran sentimiento de soledad.
¿Dónde estás? La mente del chico estaba en blanco, no sabía su paradero, no sabía dónde estaba el cautivador chico de hermosa sonrisa, no sabía dónde estaba la persona de la que se había enamorado perdidamente. Todo se le había sido arrebatado en un remolino de ansiedad.
Había algunas veces en que parecía recordar el aroma de esa persona tan misteriosa, y la percibía, seguía ese aroma… Para después darse cuenta que estaba en un sueño nuevamente.
Había otras veces que recordaba su voz, pocas frases, pero eran agradables, a excepción de una, un “sin falta vendré para estar contigo” era recordado con la voz en un tono de angustia.
Se sentía roto, las memorias eran parecidas a cicatrices que no dejaba que se cerraran, no se curarán. Y los nuevos pensamientos no parecían ayudarle mucho, haciendo rasguños en, lo que piensa, antes era su corazón. Parecía volverse loco atrapado en ese abismo.
Pero todo le servía para tener una razón para vivir ahora, para sobrevivir. Incluso esas noches en que se derrumbaba de tristeza en los días de conflicto, donde había recuerdos en que se perdían en odio y, claro, cuando perdía el rumbo debido a su desesperación. Le mantenía en pie.
En la temporada que pasaba, todo era tragado por el ciclón afuera de su ventana. Sin embargo, Kibum haría lo que fuera para ir a donde ese príncipe de las nieblas estaba, que le explicara por qué no desaparecía de su mente, por qué sentía un nudo en su garganta cuando le pensaba mucho
Soñaba, o quizás recordaba, que se perdieran así mismos enamorados, tomarle de la mano sin miedo a ser rechazado, recibir inocentes besos como despedida, dedicarse sonrisas cómplices, abrazos llenos de cariño y compresión, adorar al otro en secreto.
Si tan sólo te pudiera ver una vez más.
Sufría solo en pensar en las alusiones, ni siquiera sabiendo si eran reales o no. ¿Si quiera eres real? Sollozaba por no poder creer en tan perfecta existencia, ¿Realmente no eres lo que mi inconsciente quiere de alguien?
¿Mi yo del futuro se reirá de mi yo actual? Se removía en esa incómoda cama de hospital ¿Lograré encontrarle… o como mínimo olvidarle?
Los recuerdos se han convertido en prohibiciones que le forman.
«En el lugar prometido, ahora mismo te espero en la distancia, he reservado todos los lugares bonitos para ti Bummie, pero no lo son más que tú. Te estoy buscando, aunque estas enfrente de mí, no puedo creer que seas tú, esto es el tiempo prometido, lucharé en donde estás tú, porque tú eres la razón de todo y de nada. En el tiempo en que nos prometimos en la canción, aquí y ahora, te amo Kim Kibum.»
Otro sueño, era la primera vez en que escuchaba su voz por más de una simple frase, pero le puso triste.
Ese día, por las 10 de la mañana, su madre interrumpió en su habitación, tenía los ojos hinchados y rojos, lo que hizo que el menor le prestara atención. Parecía totalmente destrozada, y eso no le gustaba al menor.
- Kibummie…- El nombrado prestaba totalmente su atención. - Minho ha muerto.
- ¿Quién es Minho?
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Cyclone •Minkey•
Fanfic¿Quién eres? Se preguntaba seguidamente Kibum, recordarle le hacía sentir en su hogar, y por eso, cuando se daba cuenta de que no estaba a su lado en ese lugar, le atrapaba un gran sentimiento de soledad. ↪Angst ↪Minkey ↪One shot