Amaba la hidrografía de la lluvia.

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Amaba la hidrografía de la lluvia.

La manera en que el viento azotaba las ventanas y el frío se colaba por entre las rendijas.

Amaba tomar una manta y acurrucarse en ella; ver su programa favorito y escuchar el suave sonido de las gotas rebotando contra el suelo; convirtiéndose en charcos.

Mientras el... con una buena tasa de chocolate caliente y su fiel cobaya haciendo de oyente. Esperaba paciente que terminara, y dejará tras de si el bello arcoiris que se despertaba con el pasar de la tormenta.

Amaba su vida, la tranquilidad, la soledad, y el silencio pero..."Amaba" era el imperfecto de la palabra en pasado.

Por que en ese momento la lluvia no se sentía como era. Acariciar su cobayo y distraerse mirando el caer de las gotas ya no le satisfacía. El sonido del reloj al pasar los minutos se le hacía muy pesado y cada TIC TAC golpeaba cadencioso contra sus oídos volviendolo más ansioso.

Y se preguntaba cuando dejó de amar la belleza de su autocontrol y la monotonía de sus palabras. Cuando los ruidos y las risas cambiaron su mente y las prefirió al rebotar de sus pensamientos.

Cuando cambió las calidas sábanas por el tibio regazo de su prometido y la sinfonía de la lluvia por sus suaves risas y sus susurros sopranos.

Porque en ese momento lo que menos quería era que se cayera el cielo. Que sonarán rayos que alejaran la oportunidad de reunirse con aquel que ahora era su anhelo.

Y se encontraba a si mismo caminando de un lado a otro a su habitación consultando el reloj a cada segundo. Sopesando si Tweek se arrepentiria y preguntándose a si mismo el porque le importaba tanto.

-Vamos...- se dice a mi mismo, Asustado de su propia impaciencia.

Y como si lo hubiera escuchado, el timbre de su casa suena haciendo que baje a recibirlo en paso apresurado. Empujando a Tricia tras de si y abriendo la puerta de golpe deseando que el rubio fuera el que estuviera parado en aquel umbral esperándolo.

-H-hola- le saluda. Y su corazón se vuelve calmo; su alma tornadose tranquila.

-Hola...- le devuelve el saludo con una sonrisa. Y le deja pasar...

Y nuevamente se encuentran con que se ha vuelto adicto a su mirada. A la forma en que Tweek pronuncia las palabras. A ver a este último sentado frente al fuego teniéndolo en su regazo y brindandole caricias que se niega a dejar.
Los temblorosos dedos del rubio recorriendo cada hebra del oscuro cabello del contrario. Y el pelinegro. Sonriendo tontamente ante su nueva perspectiva de vida perfecta.

Porque a pesar de lo que muchos dicen. Cuando se encuentran así tan juntos. Tweek es un angel. Tiene la voz y el tacto de uno. Y las palabras brotan de su boca como melodiosas sinfonías. Casi obligándole a soltar inconscientes palabras verdaderas. Vergonzosas a su parecer pero tan bien aceptadas por aquel rubio tembloroso que sólo le corresponde incapaz de juzgarle por algo que sentía con seguridad.

-Te amo...-susurra como para si mismo. Y un "yo también" igual de bajo lo acompaña. Compartiendo el silencio por partes. Contandose historias frente a la luz de la chimenea. Sonriendo ante sus ocurrencias y ansiosos de crear historias juntos igual de buenas. El olor a café reemplazando al chocolate. Los mini temblores reemplazando a la calma.Y unas pequeñas risas brotando de sus labios.

Amaba la hidrografía de la lluvia. Amaba la forma de las gotas y el ruido que producían contra las ventanas.

¿ Y qué importaba si ahora prefería al dulce niño acafeinado?

Los tiempos cambian, todos cambian y el se dio la oportunidad de cambiar también.

Cuestión de estaciones (CREEK)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora