Red Screams

II

El rápido paso que había logrado, se desvanecía cada segundo con la relentización ejercida. Hasta que fue completamente esfumado, quedé parado ante tal imponente mampara que susurraba en mi oido los impactos de las gruesas gotas de lluvia que impactaban ante la puerta.

Di una media vuelta para proseguir el recorrido e investigar el lugar. Estuve rígido durante pocos segundos, los cuales se sintieron como horas que tenían una textura espesa. Realizé el primer paso, escuché el choque de mi suela contra la congelada superficie.

El eco producido se extendía por todo ese maldito pasillo, que en esta peculiar ocasión se me hacía más extenso que de costumbre. Ejercí mi segundo movimiento, para obtener el mismo sonido, y seguí el patrón hasta al fin sentir que avanzaba un poco.

Luego de unos minutos, me encontré a mi lateral con la génesis de este brutal cambio, observé de reojo a el cadáver que en estos instantes me seguía atormentando. Cerré mis dientes con una fuerza tremenda y de mis orbes se deslizaron lágrimas como arena escurrida en los dedos, pero luego de un largo transe pude proseguir.

Las gruesas gotas cual granizo recién formado, marcaban a compás el ambiente de esta pesadilla viviente. Me sentía débil e indefenso, pero a la vez, con una sed de venganza y sangre que no me dejaba preceder ningún paso. Seguí mientras los pensamientos y dudas oscilaban en mi cabeza, con miedo pero a la vez curiosidad sobre qué me podía encontrar. Aunque con este pensamiento presente, podía continuar cada vez más fácilmente, sin embargo, podían fluir con mayor sencillez mi mal preever del destino que me esperaba.

Luego de unos veinte minutos caminando, sin encontrar nada fuera de lo "común" como sangre, extremidades cortadas, ojos arracandos expectantes a mí o cadáveres, pude ver mucho peor. Esa cercenada extremidad las reconocía desgraciadamente muy bien, una piel pálida extrañamente muy diferente a todas las demás, podías notar a leguas a quién le pertenecía si es que conocías a tal persona, y yo divisaba a tal individuo. A pesar de tratar de expresar cierta emoción, no me conmocioné en lo absoluto, me sentía como un demonio en la impura faz de la Tierra, el impío ser en el que me sentía yo reflejado me comenzaba a consumir.

A pesar de ver toda la sangre en ese piso de cerámica, con detalles inigualables como ese rojo intenso, junto a las arrancadas extremidades y esas cabezas decapitadas que me miraban con su rostro deforme a base de apuñaladas, con una actitud inhumana me recosté en ese antártico suelo, y tomé los brazos de mi amigo sobre mi, para sentir que estaba acompañado de alguien.

Una silueta vi a medias, entre las tinieblas, solo veía una sombra, este ser me miró fijamente, y dijo: