-- Ela moleugessda -

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Paseo su vista por el lugar, su reloj marcaba las 2 am cuando traspaso la puerta principal, sabía que estaba un poco ansioso por lo que ocurriría esa noche pero trataba de mantener su rostro tranquilo. Sus pies se detuvieron en la pequeña escalinata que daba a la pista de baile, desde allí podía ver las mesas alrededor de la misma y la barra al fondo del lugar. El bar era un éxito como cada finde semana, pero en esta ocasión no iba con la mente puesta en el negocio.

Bien, era cierto, el lugar era de su familia- más precisamente de su padre- lo que lo volvía de alguna forma el dueño y encargado pero no estaba allí esa noche, su noche libre, por eso. Claro que no.

Él estaba cazando.

Había estado esperando, analizando y conociendo todo lo que fuese posible de aquel pelinegro que iba a su club cada sábado, y no era para menos, el tipo era el sueño húmedo de cualquier persona. Sus ojos oscuros, sus perfectas y delineadas cejas, incluso sus pómulos parecían irreales, eran tan marcados y perfectos, con aquella mandíbula firme y filosa que enmarcaba su perfecto rostro con gracia. Si su rostro no te idiotizaba de seguro su cuerpo lo haría, había visto al mayor- porque bien sabía que lo era- lucir jeans pegados al cuerpo dejando a la vista un perfecto y moldeado trasero. Sus remeras ajustadas tomando su musculatura con gran detalle, podía apreciar sus magníficos hombros y darse una idea de cómo lucia bajo aquella ropa.

Debía admitirlo, su físico y atractivo fue lo primero que notó,  una de las tantas guardias que hacía desde su oficina pudo apreciarlo por medio de la lente de una de las cámaras que estaban en su bar para custodiar el sitio, pero no había sido por eso que quedo idiotizado. El tipo era la definición perfecta de masculinidad, su sonrisa pecaminosa, su endereza, la forma en que su maldita cadera se movía al caminar. Lo había visto aprisionar a más de una mujer en la pista y la forma casi animal que las miraba le daba idea de lo fogoso y agresivo que podía ser en la cama.

Si, él no era un chico inocente, a sus veintidós años había tenido su dosis de sexo y relaciones casuales y siempre terminaba en lo mismo, no funcionaba. Por lo que no esperaba tener algo más que un encuentro casual y, si tenía mucha suerte, algo de sexo caliente. Youngjae llevaba más de un mes espiando al chico en su club y mucho mas de tres sin tener sexo, había notado al chico soltar miradas y guiños a varios hombres por lo que espero tener algo de suerte. Sabia que si iba a intentarlo tenía que usar su artillería pesada, bien, no era tonto, ya le habían dejado en claro que tenía cierto atractivo e inocencia que gustaba y se aprovecharía de eso.

Su cabello castaño parecía brillar bajo los focos del lugar dándole tonalidades rojizas. Su ropa era cómoda y ligeramente llamativa, había optado por ponerse unos pantalones ajustados negros con un grueso cinturón con hebilla, una camiseta sin mangas algo suelta cubría su torso, incluso busco cadenas finas y largas para que cuelguen en su cuello dándole cierta gracia al caer. Su toque final era aquel largo y rojo saco, lo llevaba apoyado sobre sus hombros para dar una imagen más casual que esperaba llamase la atención lo suficiente.

- Carajo Youngjae, viniste con todo ¿verdad?- su amigo Bambam lo miraba asombrado mientras se le acercaba, no podía dejar de pasear la mirada por el cuerpo contrario

- Hoy soy un cliente mas ¿de acuerdo? No quiero que me hables de números ni problemas- el pelirrojo asintió dándole una sonrisa radiante, Jae bajo los escalones que faltaban poniéndose frente a este, Bambam trabajaba con el manejando la barra y controlando los suministros de bebida por lo cual esperaba verlo allí pero no tan pronto

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