Pain

58 5 0
                                    

IV

Casi cuarenta libros son los que me he traído a casa. Hoy ya me he leído casi la mitad y estamos a lunes. Si hoy leo veinte, mañana el resto, y el miércoles los repaso todos, seguro que saco buena nota. Aunque parezca mentira me acuerdo de la mayoría de las cosas que vienen escritas. Cuando salí del instituto con todos los libros en una especie de carrito decidí quedarme y esperar hasta la una y media (el descanso para comer que duraba hasta las tres) para ver a Rick y Elisa al menos un rato. Cuando faltaba media hora yo me encontraba en un banco cerca de la salida leyendo por encima los libros. Sonó el timbre, cerré el libro y esperé en la puerta. Varias personas pasaron por delante de mí, mirandome con caras raras, algunas de asco, otras puede que fueran de admiración. Dos chicos se acercaron a mí y empezaron a ligar conmigo. Aunque me deshice de ellos en menos de lo que canta un gallo. Poco después llegaron mis amigos. Me contaron de todo un poco, lo que les había pasado, los amoríos del instituto, los problemas...

En fín, lo de siempre.

Cuando volvió a sonar la campana volvieron dentro y yo me vine a casa.

Acabo de terminar de leerme el vigésimo libro, que por cierto es de filosofía. Solo son las ocho y media. Por hoy he hecho suficiente. Mejor me voy a la cama.

~

Creo que hoy no iré al instituto. Me preocupa sacar mala nota. Estudio todo el día sin descanso y resulta que acabo todos los libros antes de la una y me releo otra vez todos acabando a las once menos cuarto de la noche. Es martes, pero mañana será mi último día para repasar, así que a dormir.

~

Es miércoles y mañana jueves, me paso estudiando todo el día sin descanso. Mañana es la prueba final, mañana, mañana...

~

¿Qué? ¿Qué hora es? Me he dormido encima de la mesa. ¡¿QUÉ?! ¡YA SON LAS OCHO Y VEINTE! En diez minutos es la prueba y yo sigo en casa medio dormida. Dios, corro, me cambio y salgo de casa. Llego a la puerta justo a en punto, la directora me lleva hasta la sala de la prueba y pocos minutos después todas las personas están en completo silencio. La prueba dura tres horas y media y el examen consta de cincuenta preguntas. Cuando ya han pasado tres horas y cuarto he acabado, pero sigo repasando. La mitad de la gente se ha ido a en punto, pero las conscientes se quedan hasta el último minuto. Me fijo que la chica del pelo morado, Vazquez creo que se apellidaba, aún está aquí. Elisa y Rick se van a y veinte, y me quedo la última. Cuando el reloj marca y veintisiete la directora, supervisora de la prueba, se acerca a mí y me dice:

-Tranquila, seguro que está genial. Si quieres puedes entregarlo ya.

-No gracias, lo entregaré cuando sea la hora de irme.

-Sin problemas –me sonrie y se vuelve a sentar.

Suena la campana, entrego mi examen y antes de salir por la puerta...

-Querida, no te preocupes, esta tarde os daremos los resultados, y seguro que sales muy bien.

La miro con cara de agradecimiento y cierro la puerta. En la sala común está toda la clase de la prueba. En cuanto entro todos se me quedan mirando y mis dos amigos de invitan a tomar asiento en una mesa.

-¿Qué tal? –Rick siempre igual de atento.

-Creo que bien.

-¿Sí? Me alegro mucho. –Echaba de menos a mi hermano mayor.

Elisa repitió un año, por eso al volver de fuera estaba en nuestro curso. La conociamos gracias al hermano de Rick que iba a su clase. El hermano de Rick fue ingresado un en hospital o en algún lugar, no me acuerdo la razón. Desde entonces me he llevado muy bien con ella.

Estamos en la sala hasta las cuatro, hablando de todo un poco, pero al dar las cuatro mi corazón se acelera. Volvemos a la clase donde al entrar puedo ver a la directora en su mesa con un montón de examenes delante suya. Tomo el asiento de antes y me quedo callada. Todos escuchamos atentos.

-Bien alumnos, os diré la media.

No puedo respirar.

-Es de un 7'9. Estoy algo decepcionada, pero no es tan mala nota.

Me asusto.

-A continuacióm repartiré los examenes.

La directora va de aquí para allá y de allá allí. No para quieta. Por fín se acerca a mí. Me deja el examen dado la vuelta encima de la mesa. Lo miro, no lo miro, lo miro, no lo miro, lo miro...

Le doy la vuelta. 9'6...

¡NUEVE CON SEIS! No puedo creerlo. No puedo... La cabeza me empieza a pesar y me voy de lado hasta caer al suelo.

Cuando despierto miro a mi alrededor y todos los alumnos me están mirando. Me levanto.

-¿Estás bien Adelaida? ¿Qué te ha pasado?

Ahora que lo recuerdo no he comido en tres días... Habrá sido eso.

-Nada, ha sido un pequeño mareo, lo siento mucho.

Todos volvemos a nuestros sitios, y examinamos el examen con detalle. Al acabar la directora me para los pies.

-Señorita, desearía saber dónde vive.

Río.

-Claro... Pero, ¿por qué razón?

-Es una regla del instituto.

-¿Ah sí? ¿Desde cuándo?

Se intenta excusar.

-Solo es necesario, porque sí y punto.

-Tranquila, puede venir si quiere.

PainDonde viven las historias. Descúbrelo ahora